Miembros de la Clínica San Juan de Dios reciben el martes 29 de noviembre de 2016 en La Ceja (Colombia), al jugador del equipo brasileño Chapecoense Alan Ruschel. EFE
El defensor del Chapecoense fue rescatado con vida por un voluntario que se acercó para ayudar en las tareas en La Unión, Medellín.
“Mi familia, mis amigos… ¿dónde están?”. Ésas fueron las desesperantes palabras que un aturdido Alan Ruschel le dijo a Santiago Campuzano, una de las primeras cinco personas que se acercaron hasta el lugar del accidente áreo en La Unión, Medellín, donde gran parte del plantel del club Chapecoense murió en la tragedia.
“Sólo sabíamos que se había estrellado un avión con
81 personas a bordo. Imaginábamos lo peor”. Campuzano y cinco amigos arribaron con dificultades al lugar del hecho en su furgoneta Mazda. Su experiencia de 16 años como bombero lo había preparado para situaciones extremas. Pero ésta superaba todo lo que experimentó en el pasado. “He sido bombero por 16 años y es mucho lo que he visto y vivenciado en este oficio. Pero esto es lo peor que he visto en mi vida”, manifestó.
Al llegar al lugar, fueron los primeros en transportar al primero de los heridos. Se trataba del defensor lateral Ruschel, quien en ese momento le consultó confudido sobre sus familiares y amigos. “Venía muy asustado, pero con la satisfacción de haber ayudado a alguien, porque pensábamos que todos estaban muertos”, dijo en declaraciones al diario El Tiempo, de Bogotá.
“Usted no sabe la magnitud que era eso. Ver ese avión destruido y los cuerpos tirados… tantos cuerpos tirados”, cuenta Wilfer, amigo de Campuzano y uno de quienes primero llegaron a la escena de la tragedia
El plantel del Chapecoense se dirigía de Brasil a Colombia para disputar mañana miércoles la final -suspendida- de la
Copa Sudamericana. Para ello abordaron un avión de la línea aérea LAMIA. Las causas del accidente todavía no han sido esclarecidas. En total, murieron 76 personas y cinco resultaron heridas, la mayoría en gravísimo estado.