Vista general de los asistentes el acto unitario del independentismo a dos días del 1-O. Foto: EFE
Ningún acto especial ha sido anunciado, pero el partido que mañana, 30 de septiembre del 2017, disputarán el FC Barcelona y Las Palmas en el Camp Nou por la Liga española de fútbol no será uno más.
Coincidirá con el referéndum de independencia convocado por el Gobierno catalán y parte de la hinchada azulgrana lo piensa festejar. Mañana, más que nunca, se escucharán los gritos de “¡independencia, independencia!” que desde hace años resuenan en el Camp Nou en el minuto 17.14 de cada tiempo de juego.
Los hinchas eligieron el minuto 17.14 para reclamar la independencia en homenaje al 11 de septiembre de 1714, cuando tuvo lugar la caída de Barcelona a manos de las tropas borbónicas en la Guerra de Sucesión española.
A eso, añadieron pancartas que, a menudo, implicaron multas por parte de la UEFA (Unión Europea de Fútbol) hacia el club. Aunque el Barcelona nunca se posicionó oficialmente a favor de la independencia de Cataluña, sí defendió el “derecho a decidir” del pueblo catalán y se unió al manifiesto de sus partidarios.
Para mañana, no obstante, la entidad catalana no anunció ninguna acción especial. “El domingo no es un día normal, es un día importante para la historia de nuestro país, pero el fútbol se debe normalizar”, señaló el pasado miércoles Jordi Cardoner, vicepresidente del FC Barcelona.
“No saldremos con la ‘senyera’ (la bandera catalana), pero la llevaremos en el cuello y en el corazón”, añadió el directivo azulgrana. El Barcelona ni siquiera solicitó a la Liga española de fútbol poder hacerlo, “porque no lo aceptaría”, según palabras de Cardoner.
Los dirigidos por Ernesto Valverde calentarán, eso sí, y como siempre, con la camiseta que luce los colores de la bandera catalana. La hinchada, sin duda, pondrá el resto, toda vez que la disputa del duelo no parece amenazada.
Esta semana, algunos medios especularon con la posibilidad de que no hubiera suficientes policías para garantizar la seguridad del choque, ya que el Gobierno destinó un enorme dispositivo para tratar de impedir mañana la votación.