No hay presidente ni entrenador que pueda cumplir su ciclo en Barcelona. Eso se refleja en el constante cambio dirigencial y de técnicos que ha soportado el club en los últimos 10 años.
Este es un hecho que cuestionó el recién cesado DT argentino Juan Manuel Llop y que tres ex presidentes admitieron ayer a este Diario. En estos 10 años, seis de ellos han liderado al equipo, que no levanta un trofeo nacional desde el campeonato de 1997.El mecenazgo se convirtió en uno de los modelos de administración de este club. Desde los años setenta en adelante, sostuvieron económicamente a Barcelona Aquiles Álvarez, Galo Roggiero, Isidro Romero y Abdalá Bucaram, quien también era presidente de la República.
¿Cuándo se originó? Miguel Palacios, ex presidente en el período 1999-2000, revela que en su administración encontró que Bucaram “exageró en aumentar los salarios. Por ejemplo, hubo jugadores que ganaban 120 000 sucres y terminaron con un sueldo de 40 millones de sucres”.
Palacios se refiere a Luis Capurro y Raúl Avilés, quienes fueron contratados por Bucaram, presidente del club por seis meses.
Antes de eso, Barcelona era el equipo que mejor pagaba en el país y los jugadores se proyectaban a llegar a este club. Esto se reflejó en la administración del empresario Isidro Romero.
La presidencia de Bucaram estuvo llena de excentricidades. Sobresalen su intento por contratar para un partido de exhibición al astro argentino Diego Armando Maradona. El titular canario estaba dispuesto a pagar hasta USD 1 millón, e incluso se dijo que hubo un adelanto de USD 500 000.
Esos gastos, a criterio de Palacios, “hundieron a Barcelona” y lo sumergieron en la deuda que se acumuló en los últimos 13 años y que ahora asciende a USD 17 millones.
Bucaram intentó, además, contratar a los volantes colombianos Carlos ‘Pibe’ Valderrama y Giovanni Hernández. Por este último estaba dispuesto a pagar hasta USD 1,5 millones. Después de despedir al DT Diego Umaña contrató a Salvador Capitano, quien cobraba cerca de USD 30 000 mensuales por sus servicios.
Abdalá dejó Barcelona el mismo día que dejó el país después de ser derrocado. El club quedó en las manos de Xavier Paulson, quien anuló las negociaciones con Valderrama y Hernández “porque no estábamos en condiciones económicas de traer a esos jugadores”, justificó.
En ese momento el déficit del club bordeaba el USD 1 millón. Pese a eso, el equipo logró el título nacional en 1997 y el vicecampeonato de América tras la derrota con Vasco da Gama de Brasil. En 1998 empezó el descenso futbolístico tras la salida de varios jugadores seleccionados, como el colombiano Anthony de Ávila y el boliviano Marco A. Etcheverry.
Es decir, hasta ese año, Barcelona vivió del mecenazgo dirigencial, con el aporte económico de Bucaram y, anteriormente, con el de Isidro Romero. Con él, los porteños alcanzaron su primera final en 1990, perdiéndola ante el equipo paraguayo Olimpia.
Barcelona ha dependido de un modelo de administración caduco y no ha sabido aprovechar los ingresos que genera como marca.
El año pasado, Maruri, quien fue asambleísta por el Movimiento Uno, dio a conocer había pagado USD 800 000 por deudas, reveló que el ex presidente Andrés Paulson dejó una deuda con el desaparecido banco Filanbanco, calculada en su período (1997-1998) de USD 30 000, por consumo de una tarjeta de crédito corporativa. Paulson dijo que desconocía ese tema.
Ayer, Bucaram también se defendió y elevó el tema a un plano político. “Barcelona está en manos del Partido Social Cristiano y actualmente es utilizado como plataforma política”, aseguró.
En el club, normalmente, se elige presidente para un período de cuatro años, lo que no se cumple. Además, el equipo arrastró a lo largo de los años millonarias demandas de ex jugadores y entrenadores que complicaron las gestiones de los presidentes de turno, argumentó Maruri.
A eso se agrega el poco peso representativo en la dirigencia, según los ex presidentes. “Antes respetaban más a los directivos del club”, agregó Palacios.