Brasilia, la ciudad perfecta para vivir la Copa Mundial

Vista exterior de la Catedral Metropolitana de Nuestra Señora Aparecida, en el centro de Brasilia, la capital federal de Brasil. EFE


Brasilia es una ciudad perfecta para un torneo de características mundiales. La ciudad está organizada y pensada de manera urbanística desde su fundación de 1960.
El estadio Nacional está junto a la inmensa avenida Eixo Monumental, que es amplia y permite llegar fácilmente desde la zona hotelera o desde el aeropuerto.
Los guías de turismo encontraron una metáfora para explicar cómo es la ciudad, es en forma de un avión; es decir tiene un cuerpo central amplio y se extiende a los lados en forma de alas.
Sobre la capital brasileña se ha escrito tanto en sitios especializados de arquitectura que al llegar a la metrópoli se confirman las explicaciones.
El arquitecto Oscar Niemeyer dejó su huella aquí y ese es uno de los atractivos: venir a ver la obra de uno de los más afamados diseñadores urbanos del planeta.
Los tours pasean a los turistas, que en esta semana fueron en su mayoría ecuatorianos y colombianos, por los principales puntos: la Catedral, los edificios gubernamentales, el lago artificial Paranoá.
Y sí, se nota que hubo una inteligencia urbana para edificar una ciudad administrativa; eso ya lo decían los libros y los folletos turísticos sobre Brasilia; pero hay cosas que no se cuentan o que se saben solo al transitar por la ciudad y soltar una que otra pregunta cuando termina la euforia futbolística.
La capital de Brasil vive ahora una segunda generación. La mayoría de habitantes son hijos de los colonos que llegaron de otros estados cuando hubo la invitación oficial.
George Cardim es hijo de una maestra que llegó luego de ganar una convocatoria para enseñar en la nueva capital. Él ya bordea los 40 años y tiene hijos de 6 y 3 años.
Los trabajos más comunes involucran a la burocracia, ya que aquí están los poderes gubernamentales y organismos internacionales. Cardim trabaja para la radio del Congreso y vive en un departamento.
El costo para arrendar un departamento va desde USD 500 hasta USD 2 000, pero se puede conseguir más barato en las afueras y en condiciones un poco superiores y para llegar al centro se puede hacerlo en transporte público (Metro).
Las familias más adineradas viven en las orillas del lago artificial Paranoá, en donde incluso hay embarcaciones; el lago tiene unos 60 km de perímetro.
Brasilia es una localidad para políticos y burócratas, por sus propias características, por lo cual no hay mucho turismo en tiempos sin Mundial.
Cardim asegura que la mayoría de visitantes es gente relacionada con la política. En los centros comerciales, en la última semana, aumentó el movimiento por los partidos que se disputan.
Los centros comerciales centrales estaban llenos de extranjeros (ecuatorianos, colombianos, suizos, mexicanos). En los ‘shoppings’ se buscaba comida y locales de empresas telefónicas para comprar chips de celulares.
Moisés trabaja en uno de los almacenes y luego del partido de la Tri tuvo que improvisar su español (él hablaba mejor que el resto de empleados).
“Nos agarró de sorpresa, ojalá hubiera aprendido más español, inglés y otros idiomas”, dijo el miércoles 15 ya cuando se acercaba la hora de cierre del local (20:00).
Estaba cansado porque grandes grupos ingresaban a pedir el servicio y pocos podían entender a los ansiosos turistas futboleros.
El trámite para conseguir un chip y las posteriores recargas es burocrático. Y si por alguna razón el sistema no funciona bien, existen líneas de servicio al cliente bilingües (portugués-inglés) pero las respuestas de las operadoras son cercanas a las que se dan en el país: apague el teléfono, saque el chip y vuelva a encenderlo.
Adquirir una recarga de Internet puede tomar unos buenos 20 minutos. Pero no hay quejas, los habitantes de este Distrito Federal son amables y tienen la paciencia tan grande como este país.
Son capaces de llevar al punto de búsqueda cuando se está extraviado o hacen lo posible para que el extranjero viva el Mundial de forma amable; talvez por eso no hay sensación de inseguridad.
Sí intimida la cantidad de efectivos de la Policía y Ejército alrededor de los estadios, pero dicen que es preventivo. En Brasilia hay más o menos un millón de habitantes y en las ciudades satélites dos más.
En las calles, en los días del partido, se ve mucha gente joven y con ropa ligera. Los lugareños cuentan que en días cálidos sube hasta 28 grados; no tienen cuatro estaciones.
En Brasilia se jugarán siete partidos y para los más futboleros esa programación es una bendición porque este Distrito Federal no tiene fútbol profesional.
La gente apoya a equipos de otros estados, a los más populares.