Vancouver. DPA
Si Canadá gana el oro hoy ante EE.UU., en el torneo olímpico de hockey sobre hielo, de los Juegos de Vancouver, será probablemente el triunfo más anticipado y exigido que nunca haya conseguido un equipo en cualquier deporte.
La audiencia prevista en Canadá para este “superdominio”, como han bautizado los aficionados al punto de ebullición de los Juegos de Vancouver, se prevé que sea de unos 12 millones, un tercio de su población.
Una encuesta
El equipo femenino de hockey ya obtuvo la presea de oro en las olimpiadas. El Comité Olímpico analiza una sanción al equipo por festejar con alcohol y cigarros.
Una encuesta publicada esta semana indicó que un tercio de los canadienses consideraría a los Juegos de Invierno de Vancouver como un fracaso si la selección masculina de hockey no ganaba el oro olímpico.El número no es imposible, teniendo en cuenta que 4 millones de canadienses siguieron en diciembre el nombramiento de los 23 jugadores. Es el partido de los partidos, la “tormenta perfecta”, el choque más significativo disputado nunca en Canadá, donde el hockey es el indiscutible deporte-religión nacional.
Ese deporte es el único que une a este vasto país con dos idiomas, seis husos horarios, casi 10 millones de kilómetros cuadrados de superficie y 35 millones de habitantes. Es como una final del Mundial de Fútbol entre Argentina y Brasil, en el Monumental de River o en el Maracaná.
El anfitrión, en este caso Canadá, no puede perder. La victoria es una obligación, una rutina que se debe cumplir tras cuatro años de preparación. La derrota sería un motivo para que los Juegos de Vancouver se consideren un fracaso, aunque los locales logren la cima del medallero.
Y es peor si el verdugo es EE.UU. “no hay nada mejor que la rivalidad EE.UU. y Canadá”, afirma el jugador canadiense Johnnatan Toews. Los vecinos tienen cuentas pendientes. EE.UU. vio cómo Canadá se llevaba el oro en la final olímpica de Salt Lake City 2002, en una situación similar a la de esta jornada olímpica.
El domingo pasado, en la fase de grupos, los del sur sorprendieron a los anfitriones.
Entonces había una posibilidad de tropiezo, ahora EE.UU. no es el favorito, “si ibas a Las Vegas antes del juego, nadie apostaba un centavo por nosotros”, dijo Brian Burke, mánager del equipo y artífice de una renovación generacional.
Pero los resultados demuestran lo contrario, el equipo llega a la final invicto, con una plata ya asegurada, sin presión, confiado en la velocidad de su juego, en Zach Parise y Patrick Kane y en el 6-1 de semifinales a Finlandia.
“Espero que no hayamos hecho nuestro mejor partido dos días antes de lo previsto”, dijo el entrenador estadounidense, Ron Wilson. Canadá es la voluntad, el manejo preciso del ‘puck’ y el talento de un grupo de estrellas.
Nueve de los 10 mejores goleadores de la NHL presentes en Vancouver están en el bando rojo y blanco. La exhibición en cuartos, ante Rusia, y el sufrimiento final ante Eslovaquia, en semifinales, le han hecho crecer.
Y más allá de las atajadas de Roberto Luongo y de los goles de Sidney Crosby, el principal factor a favor de los locales serán 19 300 aficionados que estarán en el Canadá Hockey Place.
“El duelo EE.UU.-Canadá es una realidad. Ellos tienen un buen equipo joven, se están desarrollando. Hoy arrasaron a Finlandia y deberían ser los favoritos en la final”, manifestó Mike Babcock, entrenador de Canadá.
Los canadienses tienen un balance de 10 triunfos, tres empates y tres derrotas ante EE.UU. en los Juegos Olímpicos, pero su última medalla de oro se remonta a 2002, cuando ganaron en Salt Lake City. Canadá busca convertirse en el primer país en conquistar el oro en casa, desde que EE.UU. lo lograra en 1980.