Los competidores y entrenadores criticaron duramente las instalaciones del Rosa Khutor Extreme Park, donde se celebran las pruebas de esquí artístico, por su peligrosidad, tras una nueva serie de espectaculares caídas en el slopestyle femenino, celebrada este martes.
La canadiense Kaya Turski, vigente campeona mundial y de los X Games y principal candidata al primer oro olímpico de esta disciplina, que debuta en Sochi en el programa olímpico, se cayó dos veces, una en cada manga, y quedó fuera de la final.
Peor aún le fue a su compatriota Yuki Tsubota, quien abandonó la pista en camilla tras sufrir una espectacular caída que dejó helados a los espectadores.
El slopestyle en una disciplina en la que los concursantes realizan figuras lo más acrobáticas posibles para obtener mayor puntuación de lo jueces en un recorrido de 600 metros jalonado de tres obstáculos de metal (‘rails’) y tres trampolines de salto, donde la toma de riesgos es a menudo máxima para optar a las medallas.
A sus 25 años, Turski, por ejemplo, se ha roto ya tres veces los ligamentos de la rodilla, lo que demuestra la peligrosidad de estas disciplinas del esquí extremo.
El calor que está haciendo en Sochi (con temperatura de cinco grados positivos en la montaña este martes) ha reblandecido la nieve, lo que dificulta aún más el deslizamiento de los atletas y les expone a más caídas.
La australiana Torah Bright, que se cayó en el entrenamiento cuando era la principal favorita en la prueba del halfpipe (que se celebra en una especie de tubería gigante de hielo cortada por la mitad), lideró las críticas.
Bright acusó a los organizadores de no tener en cuenta la opinión de los expertos a la hora de construir el circuito de hielo: “La gente que ha construido el ‘pipe’ (tubo) no son los mejores en su oficio y eso nos dificulta las cosas”, dijo.
Su hermano y entrenador Ben Bright fue menos diplomático y amplió sus críticas a los responsables de la Federación Internacional de Esquí (FIS) por permitir una pista que calificó de “peligrosa”.
Otro de los aspirantes a medalla de la disciplina, el noruego Torsten Horgmo, perdió todas sus opciones al romperse la clavícula tras una caída en los entrenamientos previos.
La estrella masculina del halfpipe, el estadounidense Shaun White, renunció a participar en el slopestyle por la peligrosidad de la pista, que calificó de “intimidatoria” y también se ha quejado del ‘pipe’.
“Espero que van a encontrar una manera de hacer el ‘pipe’ un poco más manejable porque está lejos de ser perfecto”, dijo. “El medio (la parte llana de transición entre las dos paredes del tubo) está completamente blanda y pesada”, precisó el doble campeón olímpico de halfpipe.
Su compatriota Danny Davis, conocido por su franqueza, fue aún más claro: “Es realmente una pena llegar a unos Juegos Olímpicos y no tener un ‘pipe’ a la altura de los participantes”.
Los organizadores ya habían suavizado los muros del ‘pipe’, una estructura de 234 metros de longitud y 81 metros de desnivel, por ser considerados demasiado verticales por buena parte de los participantes.
Otra estrella de la disciplina, la estadounidense Hannah Teter, no ha podido poner en práctica algunas de sus nuevas figuras en los entrenamientos por las malas condiciones de la pista.
La polémica ha llegado a oídos del Comité Olímpico Internacional (COI), aunque su portavoz Mark Adams quiso quitar polémica al asunto este martes, al asegurar que “no hay problemas con el halfpipe en sí”, sino que como en todos los deportes de nieve, es “un poco más difícil cuando hace un poco de calor”.