Los hermanos Álex (BSC) y MIller Bolaños
El Clásico del Astillero es un partido al que se cataloga como el duelo entre ‘hermanos de barrio’. Este apelativo también puede trasladarse hasta los jugadores.
A lo largo de los 51 años que tiene este duelo, cuatro han sido las parejas de hermanos que se han enfrentado, defendiendo a cada uno de los cuadros guayaquileños. Estos duelos siempre llamaron la atención de la prensa, y le dieron un sabor especial al campeonato.
Los hermanos que han representado a Emelec tienen una ventaja en el global. Los azules se han llevado 4 victorias y los amarillos solo una; han existido seis empates.
Hermanos Cevallos:
José Francisco (Barcelona) y Álex (Emelec) se enfrentaron en cuatro ocasiones. En 1995 se registró un empate; mientras que los tres partidos que disputaron en 1998 dieron como resultado dos marcadores igualados y una victoria azul por 3-1.
Los hermanos Álex y José Francisco Cevallos.
Ambos hermanos, oriundos de Ancón (Santa Elena), se desempeñaban como porteros; ellos manifestaron, en su momento, la alegría que significa disputar un clásico con este añadido.
Hermanos Zura:
Edmundo (Barcelona) y Rommel (Emelec) coincidieron en los clubes del astillero en la temporada 2008. Los imbabureños jugaron poco en estos equipos, no jugaron los clásicos que se disputó ese año.
Los hermanos Edmundo y Rommel Zura.
En esa temporada se registraron dos empates, una victoria azul (1-0) y una victoria canaria (3-0).
Hermanos Wila:
Armando (Barcelona) y Polo (Emelec) se vieron las caras en el 2011. Durante esa época, ellos apostaban una comida familiar, quien perdiese debía correr con todos los gastos. Los guayaquileños jugaban en posiciones encontradas, mientras que Armando es delantero, Polo es volante de corte.
Los hermanos Armando y Polo Wila.
Los resultados en ese año fueron en mayoría empates. De los cuatro partidos que disputaron, tres fueron resultados igualados y la única victoria fue para los amarillos por 2-0. Ninguno de los dos anotó en estos partidos.
Hermanos Bolaños:
Álex (Barcelona) y Miller (Emelec) son más directos, ellos apuestan dinero. No revelan la cantidad pero cuando hablan de aquello se frotan las manos y muestran una sonrisa. El torero de 29 años tiene la complicada labor de controlar los ataques de su hermano menor (24 años).
Los esmeraldeños se han medido en dos ocasiones este año, ambas resultaron favorables para Emelec. Hasta ahora no han anotado en los clásicos en los que se enfrentaron.