La Vuelta al Cotopaxi en bicicleta reunirá a 250 parejas, entre mañana y el domingo. Foto: comité organizador
Los cambios en el recorrido de la Vuelta al Cotopaxi emocionan a los participantes de la décima edición. Los 500 corredores, repartidos en las 250 parejas que alcanzaron un cupo, le darán la vuelta al volcán andino en sentido antihorario, lo que no había ocurrido antes.
Esa variante entusiasma a Renato Cisneros, ciclista ecuatoriano que ha participado en todas las ediciones anteriores.
Por el cambio de ruta, los deportistas ya no subirán por el sector del Morro. Esa siempre fue una de las zonas icónicas de la prueba, porque su cuesta significaba un verdadero reto de resistencia. Ahora, por el contrario, los ciclistas deberán aplicar una depurada técnica para bajar por ese tramo. Cisneros, de 43 años y quien lleva la mitad de su vida involucrado al ciclismo, nunca descendió por el Morro, por lo que se ilusiona con respecto a ese sector.
El expracticante de jiu-jitsu no promete ganar, pues las “expectativas producen frustración”, pero sí disfrutará de la posibilidad de competir sobre la bicicleta, a la que considera un vehículo de liberación.
El instructor de ciclismo en el grupo Bike Religión se ha subido en ocho ocasiones al podio de la carrera. En esta edición su compañero de pedaleada será el ejecutivo Diego Yépez, ibarreño de 31 años que empezó a entrenarse en el 2007.
Él tiene un horario de oficina y debe acudir con traje y corbata a su trabajo. Pero antes de eso, en las mañanas, se viste con licra, casco y guantes para salir a pedalear. El imbabureño siente que ha podido combinar la vida profesional y el entrenamiento sin problemas.
Karl Egloff y Javier Fiallo conforman otro de los equipos favoritos para ganar en la décima edición de la Vuelta. Ambos se han destacado en otras competencias durante el año.
Fiallo, por ejemplo, se impuso en válidas provinciales. Su compañero, a su vez, ganó en el Chimborazo Extremo, otra de las pruebas representativas del ciclismo de montaña en el país.
Egloff, quien ostenta el récord mundial de bajar y subir a pie del Kilimanjaro, la montaña más grande de África, siente que tiene una deuda pendiente en la competencia.
Él se ha impuesto en casi todas las carreras del país, en las maratones de montaña en bicicleta, pero jamás en la Vuelta al Cotopaxi. En esta alcanzó varios podios, pero jamás el primer lugar. Por eso, incluso, sus amigos se burlan y dicen que el día que él gane, se dejará de realizar la prueba.
Por eso, el rubio deportista quiere conseguir el primer lugar en esta ocasión.
Para complementar sus entrenamientos sobre la bicicleta, él ha seguido entrenando en las montañas. Ha salido como guía, pues esa es una de sus fuentes de ingresos, con grupos que llegan, precisamente, a la cima de los nevados andinos.
El ultrarresistente deportista, que además tiene el récord mundial de subir y bajar a pie del Cotopaxi (1 hora y 37 minutos), asegura que la competencia de ciclismo de montaña es una de las más atractivas del calendario local.
Eso se comprueba porque las inscripciones para la décima edición se terminaron en minutos. Alfonso Borja, uno de los responsables atrás de la organización, recordó que los cupos se agotaron en la plataforma virtual en apenas una hora. Por motivos de control, porque la prueba pasa por los terrenos del Parque Nacional y por zonas privadas, se abrieron 500 plazas, para 250 equipos.
De esa manera se genera un menor impacto ambiental en una de las zonas más representativas de los Andes.
En esta ocasión están inscritos 80 corredores del extranjero y el recorrido será de 125 km, repartidos en dos días.
Por eso, los participantes deberán descansar en un campamento al aire libre mañana en la noche. La competencia empieza a las 09:00.