Una forma de evadir la disposición del Gobierno, que impide el consumo de bebidas alcohólicas los domingos, fue ir a los estadios. Pues la medida permite la ingesta de cerveza en los escenarios deportivos.
“Tocó venir al fútbol para poder tomar aunque sea una bielita por el Día del Padre”, decía José Chávez. Él acudió ayer hasta Casa Blanca para respaldar a su equipo, la Liga Universitaria de Quito, que jugaba contra el Olmedo.
La justificación de Chávez fue la misma que muchos dieron en serio o en broma.
Los integrantes de la Asociación de Vendedores de Espectáculos Públicos aprovecharon para ofrecer cerveza.
El partido de la fecha 20 del Campeonato ecuatoriano de fútbol se inició a las 11:00, pero media hora antes los ambulantes ofrecían la bebida. Se paseaban por los graderíos del estadio, ubicado en Ponciano, en el norte de la capital.
La asistencia al escenario fue mínima en relación a anteriores encuentros del torneo local. El dato de taquilla apenas registró 2 297 boletos vendidos. Sin embargo, los vendedores realizaron su trabajo con normalidad.
En el sector de tribuna occidental, dos vendedores con uniformes naranjas caminaban por los graderíos y ofrecían el producto. “¡Colas, cervezas, colas, cervezas!”, gritaban constantemente.
Esteban Villagómez, quiteño de 27 años, aprovechó el entretiempo del encuentro para comprar un vaso de cerveza y la compartió con un amigo.
“Siempre que vengo a ver a Liga compró un vaso de cerveza. Mi presencia en el estadio no es un pretexto para evadir la prohibición de tomar el domingo”, dijo el aficionado del club blanco, quien festejó la goleada de su equipo 5-0 sobre el plantel riobambeño.
La Casa Blanca no fue el único escenario deportivo donde se vendió la bebida. En el Alejandro Serrano Aguilar, de Cuenca, también se evidenció lo mismo.
Allí nueve jabas de cerveza resaltaban en la parte baja de los graderíos del sector de tribuna. De ese número, al final del partido entre Deportivo Cuenca y Macará, seis quedaron vacías.
Las vendedoras, acompañadas de sus tiernos niños, vendieron la bebida incluso ante la presencia de los uniformados. Llevaban las botellas en canastos.
Una feriante vaciaba la botella en un vaso grande de plástico. En tribuna, un joven repartía la bebida a los sedientos hinchas que estaban sentados junto a él.
Lo que se observó en la tribuna, también se registró en la general.
Igual en los locales de la parte baja del estadio, en donde se vende comida. En el escenario no hubo ningún control, ya que sí está permitida la venta. Sin embargo, en los exteriores un hincha llevaba una botella, a medio tomar, de ron Abuelo.
Una licorería aledaña al estadio no abrió ayer, como lo hacía los domingos anteriores a la restricción. Solo las tiendas atendieron, aunque ahí señalaban que no se vende alcohol: está prohibido.