De 45 minutos a una hora de entrenamiento es el tiempo que recomiendan los expertos del ciclismo a los aficionados.
Hacer más de 60 minutos, sin la debida preparación, podría provocarles molestias musculares. Una de las más comunes es el dolor que aparece en la zona baja de la espalda, denominada lumbalgia temporal, según Santiago Rosero, exciclista y entrenador.
Esa molestia emerge por el exceso del ejercicio, pero también porque el ciclista tiene desnivelado su asiento. Cuando el sillín está muy bajo también duelen las rodillas. La parte trasera de las mismas se fatiga, en cambio, cuando el asiento está demasiado alto.
Por eso, antes de subirse a una bicicleta, David Tapia, entrenador de Liga de Quito, recomienda buscar una que se adapte a su estatura, pero sobre todo, al largo de sus piernas.
¿Y cuáles son los beneficios? La lista es extensa. Pero entre los principales están: mejorar el nivel cardiovascular, bajar de peso, tonificar los músculos del tronco inferior… Cuando el deportista se entrena pensando en bajar de peso, es vital que cuente con la guía de un nutricionista. El profesional le dará el número de calorías que deberá quemar, dependiendo del peso y talla.
De ese grupo de beneficios, Felipe Borja, ciclista y entrenador, destaca el que más le gusta: “Mejora la calidad de vida“. Y claro que lo hace.
La práctica continua del ciclismo evita la diabetes, la obesidad y la acumulación de grasa en las arterias del corazón. También, mantiene lozanos a las personas de la tercera edad. “Fíjese usted en una persona de 60 años que hace ejercicio y en otra que no. La diferencia es evidente”, comentó Borja.
¿La razón? Los vuelve competitivos, controlan su alimentación, abandonan el hábito de fumar cigarrillo o de trasnocharse, recuperar resistencia física y flexibilidad.
Pero hay más beneficios “si se apela a la vanidad”, según Borja. Con la práctica constante del ciclismo se aumenta y define la masa muscular, trabajan los glúteos, femorales, isquiotibiales, cuádriceps…
Y aunque también trabaja el tronco superior, lo hace en menor medida. Es por esa razón que los pedalistas profesionales complementan su preparación en un gimnasio.
Sobre los riesgos de practicar esa disciplina, los tres estrategas coinciden en que no existen. Se respaldan en la tesis de que el ciclismo es un deporte que no genera impacto, como sí ocurre en el atletismo.
El peligro se presenta cuando los ciclistas salen a la calle o montaña sin usar casco o cuando no respetan las señales de tránsito. Para evitar sustos y accidentes, Tapia sugiere practicar ciclismo de pista dentro del velódromo La Vicentina o dentro del parque Bicentenario. Ambos son sitios de entrenamiento cerrados.
El ciclismo de montaña, en cambio, se lo puede realizar en el parque Metropolitano del norte o del sur.
Cuando los pedalistas se deciden por el ciclismo de ruta, un ejemplo de esa modalidad se realiza en la Vuelta Ciclística al Ecuador, se recomienda contar con la guía de un entrenador. En esa modalidad el peligro más evidente es la cercanía que tiene el ciclista con buses y automóviles. Decenas de pedalistas se entrenan en la autopista Simón Bolívar. Casi nunca se lo ve entrenarse solo. Si no se cuenta con un guía, lo ideal sería entrenarse en grupos.