Quito, Patrimonio de la Humanidad, tiene un estadio vergonzoso, desagradable y peligroso, por la calidad de los servicios higiénicos del estadio Olímpico Atahualpa, al menos los de esta parte de la Tribuna, eso vimos y sufrimos quienes intentamos usar esas instalaciones en el último partido por las eliminatorias al Mundial.
Urinarios colectivos con el sumidero tapado en donde se recolecta la orina, emanando un olor nauseabundo; luego, al intentar lavarse las manos en las viejas y caducas llaves de bronce no existía agua, peor jabón o secadores.
Lo más peligroso: al salir por la puerta estrecha de los baños, muchos pugnaban por salir y/o entrar, pues junto a esta puerta interrumpían su libre flujo, las mesas de preparación, trasvase y envase en grandes vasos, de la cerveza consumida por el público sediento.
¿Alguna vez las autoridades correspondientes pasarían por estas instalaciones?, al parecer ni a ellos ni a nosotros los usuarios, nos preocupa tamaña falta de respeto a la salud y la dignidad.
Por este trato se ha pagado 70 dólares, y hasta 200 en la reventa. Una vez sentado en las sillas de la platea baja de nuestro ‘moderno estadio’, no se pudo ver las acciones de los jugadores laterales izquierdos, pues las carteleras de la propaganda y las casetas de los suplentes tapan la vista del 20% del espectáculo.