Luego del terremoto que sufrió Riobamba, el 4 de febrero de 1797, se realizó la traslación de la ciudad a la llanura de Tapi, en 1799, a cargo de su alcalde, José Antonio Lizarzaburu, por disposición del presidente de la Real Audiencia de Quito, Barón Héctor de Carondelet.
El trazado de la ciudad lo realizó Lizarzabura, no solo a partir de la plaza Mayor, como ordenaban las Leyes de Indias en la fundación de nuevas ciudades, sino que se construyeron seis plazas públicas a la vez. Estas, además, servirían como refugio de sus habitantes en la eventualidad de nuevos terremotos.
Sobre este trazado también de anchas calles, Riobamba levantó una preciosa arquitectura, especialmente en el último tercio del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, con lindas casas y bellos templos y edificios públicos, que la singularizan como una de las ciudades más patrimoniales de Ecuador.
Para poner en valor y preservar esta riqueza urbana y arquitectónica en beneficio de su embellecimiento y progreso, sugiero a su Municipio la ejecución de un plan integral de rehabilitación de su Centro Histórico, con obras de peatonalización de sus calles, soterramiento de cables eléctricos y telefónicos, restauración de casas y edificios emblemáticos, etc.