Si decidiéramos elegir reinas productoras de belleza, en lugar de soberanas portadoras de coronas, sin duda, estaríamos dando un paso gigantesco en nuestro perfeccionamiento ético y moral como seres humanos; no obstante, vivimos bajo el sempiterno yugo de lo establecido, pero el alcalde Yunda, cual filósofo, ha tenido la “osadía” de desafiar a este oprobioso imperio, para mirar a la mujer en todo su esplendor, otorgándole de esta manera, un dignificante sitial más allá de ese reduccionista concepto, que nos hace creer que ellas son solamente, curvas, medidas, y talladuras de pseudo escultores. Me uno a esa gratificante cruzada, que intenta pulverizar aquella aristocrática tradición, en aras de instituir, un revolucionario concurso, que promueva la creación estética, en el cual se ciña la banda de reina de Quito, y se entronice, a la candidata que más talento muestre,…a la hora de pintar un cuadro.