Tanto el gobierno nacional como las autoridades seccionales deberían impulsar ya una reforma a la Ley de Medioambiente que establezca un plazo perentorio de cinco o seis años, a partir de los cuales quede prohibido en las ciudades la circulación de vehículos con motor a diesel.
El envenenamiento del aire de las ciudades del Ecuador con este combustible es terrible. Y en ese sentido Quito es quizá la ciudad más contaminada por el número de vehículos que circulan en ella y por sus condiciones topográficas. Diariamente los quiteños somos envenenados por buses, camiones y automóviles que utilizan diesel. Y no sólo a través del aire que respiramos, sino también de los alimentos que se venden en avenidas y veredas sin ninguna protección. De ahí que los hospitales se hallan alborotados de gente con toda clase de enfermedades.