Quito se inclinó por un cambio de política en las últimas elecciones, la gran mayoría de quiteños votó porque su autonomía tenga un rumbo propio con el fin de rescatar su identidad. A la posesión del nuevo Alcalde faltaron las principales autoridades de Gobierno. Ningún delegado del Poder Ejecutivo ni la Presidenta de la Asamblea estuvieron presentes, tampoco asistieron los concejales electos por Alianza País. Si el voto es el encargo de la representación popular, la participación de las autoridades y concejales electos es la correspondencia a un anhelo popular. El progreso de Quito necesita de todos aquellos que fueron escogidos para servirle. Los movimientos políticos e ideas partidistas quedan a un lado, cuando la comunidad pide mejores días. El aferrarse a una forma o idea de gobierno desde el punto de vista personal, solo favorece a aquellos que piensan igual creando discriminación, favoritismo y crecimiento desigual en el rumbo de una comunidad.