El senado boliviano, tras la renuncia de Evo Morales, ha dado paso a las elecciones. Es de conocimiento no solo regional sino mundial que América Latina ha vivido un clima tenso. Chile, Colombia, Perú, Argentina, Ecuador y la propia Bolivia han tenido crisis políticas con repercusiones violentas con saldos de vidas humanas. Por unanimidad, la Cámara del Senado aprobó el Proyecto de Régimen Excepcional para las posteriores elecciones de las cuales no se tiene un panorama certero. Es imperativo que el trámite se lleve de la manera más pronta posible, pues recordemos que al salir Morales la línea de sucesión tuvo varias bajas y existía incertidumbre. Para muchas personas la renuncia del ex mandatario fue un golpe de estado a su “legítima” elección, cuestionada por un informe de la OEA. Pero, un importante porcentaje de bolivianos y la comunidad internacional aplaudieron esta salida. Tal vez seguimos pensando que cambiar de presidente o constitución es la magna solución. Discrepo. Si bien se necesita una reestructuración institucional y una verdadera fiscalización en varios gobiernos de América, es necesaria una reflexión social, como sociedad. Individualizar la culpa es muy sencillo, proponer planes de acción también; ejecutar los cambios y reconocer la culpa individual que acumula la colectiva es complicado. Es un limitante al cambio.