En la Asamblea se tramita un proyecto de Ley de Fomento y Desarrollo Agropecuario y Forestal que destaca entre sus fines la sustitución del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias INIAP por un Instituto Público de Investigación Agropecuaria IPIA.
En nuestro país solemos asombrarnos y, a veces, celebrar por tanto disparate que se les ocurre a los asambleístas. Pero en este caso sustituir el INIAP por el IPIA se llega a un extremo peligroso que afecta los intereses nacionales y del sector agropecuario, en particular. No es posible el desarrollo sin un sostenido y riguroso programa de investigación que resuelva los problemas del proceso productivo y que incremente su productividad.
Es ajeno a la verdad que sustituyendo el INIAP por un inentendible IPIA se fortalecerán la investigación y los estudios experimentales que propician el desarrollo de la agricultura y la ganadería. Para que la economía ecuatoriana crezca debe crecer la productividad agropecuaria y para esto el Estado tiene que darle al INIAP mayor capacidad operativa incrementando sus recursos financieros y su capacidad científica. Entonces cabe preguntarse ¿Quién propuso la sustitución del INIAP por lo que sería un superfluo IPIA? Además es pertinente preguntar ¿Se puede sustituir la experiencia con la improvisación?
La respuesta es obvia, por eso el país apreciará que EL COMERCIO llame la atención del Gobierno y de la Asamblea para que eviten el desatino de dar curso a una propuesta que impondría un inmerecido castigo a los agricultores y ganaderos que necesitan mejorar su competitividad para atender las demandas internas del país y de los mercados externos, lo cual es posible fortaleciendo el INIAP.