Ya van nueve años desde que Independiente del Valle ascendió a la categoría de honores en el fútbol ecuatoriano. Desde ese primer año e incluso antes de su ascenso, el proyecto de las inferiores demostró ser su principal interés, los éxitos llegarían cumpliendo el principal objetivo; eventualmente, lo hicieron; con un pequeño paréntesis: quedar segundos no es un éxito. Soy un aficionado de este pequeño equipo (y de casualidad de escasa hinchada) y lo he sido desde ese 2010 cuando apareció en el radar de los futboleros; desde ese año me he visto inmiscuido en este extraño fenómeno que es ser hincha del Independiente, cuando digo extraño me refiero a lo divertido que ha sido el camino; divertido para el que está acostumbrado a los empates a último minuto, a las heroicas atajadas y a las maravillosas noches en el Atahualpa y en el Municipal de Sangolquí. Es la segunda final internacional en nueve años, lo único que pido es que esta vez la ganen. ¡Vamos Independiente!
Diego Sebastián Rodríguez Ayala