Ahora, los guerreros modernos son los deportistas, sea rugby o fútbol, tenis o atletismo, lucha, box , golf… humanos que consiguen la gloria, con habilidad y esfuerzo. Sujetos que ganan o pierden dentro de leyes de paz: batalladores que son augurios de concordia, que anuncian una era diferente al pasado animal-guerrero que busca destrucción, sin ubicarse dentro de la evolución a la que hemos llegado social y heroicamente con la música y el deporte: agentes del pacifismo futuro.
Ahora los países desarrollados son los más atrasados, con su modernización de las armas; millones, billones y trillones, que Trump vende en pertrechos al mundo entero, creando pánico, ofensivas y defensivas, para protejerse de una pobre gente que lo único que quiere es vivir en paz.
También existen otros buenos presagios: la música, siderales que llegan con fuerza para descargar energía cósmica en la humanidad y si esto no es suficiente en un mundo donde el hambre es el castigo planetario, el augurio cristiano del Mesías que “se sacrifica por el pan de la humanidad” y su vaticinio de vida eterna, que tranquiliza al ser humano del horror que un tercer anticristo puede ocasionar, con el pretexto de exterminar al “terrorismo radical islámico” a quienes el vende las armas, como vil terrorista.