Se ha vuelto corriente afirmar que la derrota de los gobiernos ‘progresistas’ o del socialismo del siglo XXI, como Kirchner en Argentina, el ‘impeachment’ a Dilma Rouseff en Brasil, la agonía de Maduro en Venezuela, la pérdida de la consulta de Morales en Bolivia y los vientos de cambio en Ecuador, se deben a una reconstitución de la derecha, orquestada por el Imperio y fuerzas transnacionales.
Más allá del discurso populista y del temor a dejar el poder, un análisis elemental, dice lo contrario. Así: Kirchner pierde ante el centrista Macri por la corrupción galopante del kirchnerismo y por el desastre económico de las políticas populistas que llevaron a la economía argentina a un virtual colapso, del cual está saliendo lentamente con medidas duras pero necesarias, adoptadas por el nuevo Presidente.
La destitución de la Sra. Rouseff será tanto por la corrupción masiva de Petrobras, que involucra a casi todos los políticos brasileros, inclusive al intocable Lula y por la grave crisis económica del gran país sudamericano.
Maduro es, sin duda, el campeón del desastre. Ha logrado quebrar al país con las mayores reservas de petróleo del mundo, por mantener un esquema populista extremo creado por su mentor Chávez, así como por la corrupción llevada a la máxima expresión. Una de las hijas de Chávez, cuya familia todavía vive en la mansión presidencial, posee una de las mayores fortunas de Venezuela.
Morales perdió la consulta para su perpetuación en el poder por el cansancio que generan los insustituibles y también por la corrupción, cuya muestra visible ha sido su exnovia gestionando jugosos contratos para una empresa china.
La crisis de la economía ecuatoriana, cuyos efectos empiezan a sentirse, y cuyas causas directas son el modelo estatista, el crecimiento incontrolado del aparato estatal, el derroche de los recursos públicos, y la opacidad en las cuentas fiscales, han llevado a la negativa del líder para participar en las elecciones del próximo año.
No es un renacimiento de la derecha, sino que los populismos están cosechando lo que sembraron.