El Pleno de la Asamblea aprobó la Ley del Seguro Social manifestando que el Estado garantizará el pago de las pensiones jubilares cuando haga falta. La naturaleza del significado que se utilizó es una combinación de palabras sin sentido, ambiguas, anómalas, vacías, rimbombantes. Palabras que no aseguran nada: falacia descriptiva disfrazada de verdad. Promesas huecas que no se plantean cuestiones de verdad o falsedad. Cuando haga falta, la responsabilidad ya será de otro. Cuando haga falta, recordaremos a 91 asambleístas con sus nombres. Cuando haga falta, vendrá a nuestra memoria que mientras se retiraba el aporte del Estado a los fondos de pensiones, se anunciaba que el IESS no pertenecía a sus contribuyentes. Cuando haga falta, sentiremos el peso de la congelación de las pensiones jubilares. Cuando haga falta, no habrá quien le pare, ni siquiera esta revolución, a la que creí. Cuando haga falta, será muy tarde para corregir errores del pasado. Cuando haga falta, recién entenderán que no hubo superávit sino reservas económicas para el futuro. Cuando haga falta, recordaremos una publicidad persistente y ofuscada. Cuando haga falta, estaremos arrepentidos de un pasado sin previsión para el futuro. Cuando haga falta, notaremos que un sistema de protección a largo plazo se convirtió en una provisional cuenta de caja. Cuando haga falta, la garantía del Estado será papel convertido en bono. Cuando haga falta, el caos social será irreparable por falta de previsión para el ahorro. Cuando haga falta, ya se habrá escrito una página sangrienta de la historia.