Fue el calificativo puesto en los años 80 a los dineros que aportaron los carteles de la droga a equipos deportivos e iniciativas sociales para blanquear esos recursos provenientes del crimen organizado.
Hoy en día desde un ático en Europa en reiteradas ocasiones se ha respaldado a Nicolás Maduro y la degeneración política que vive Venezuela, desplazamiento forzado de sus ciudadanos, encarcelamiento, persecución, entre otros crímenes de lesa humanidad cometidos por el gobierno dictatorial de ese país.
Se consideró la ideología como el motivo de respaldo a tan atroces acciones, sin embargo sale a la luz el apoyo económico brindado por Nicolás Maduro a un instituto retrógrado, generador de los procesos de lucha de clases sociales; USD 281.000 que podían invertirse en medicamentos, alimentos, productos de primera necesidad, para salvar la vida de miles de venezolanos, se destinaron a financiar actividades subversivas contra los gobiernos de América del Sur que han superado la era socialista, una perversa versión del comunismo capaz de destruir el Estado de derecho y las libertades. Me pregunto: ¿si los ciudadanos de Venezuela, afectados por la crisis generalizada que vive ese país están de acuerdo con esta “donación”?