Quienes vivimos cerca de lo que fue la cabecera sur del ex aeropuerto Mariscal Sucre somos víctimas de una contaminación por ruido, humo y todo tipo de material debido a las máquinas que ahí funcionan para el Metro de Quito, víctimas digo porque nadie ha sabido darnos una explicación o excusa del infierno que estamos viviendo, tememos por nuestra salud tanto física como psicológica y la seguridad de nuestras viviendas, que son sacudidas fuertemente por el funcionamiento de esta maquinaria que dura entre 12 y 14 horas diarias. Los últimos días hemos observado con preocupación empozamiento de agua en algunas viviendas del sector. Ojalá por este intermedio las autoridades municipales tomen cartas en el asunto o será que esperan una tragedia.