Qué ironía, el día en que el señor Alcalde de Quito declara en emergencia al sistema de transporte público municipal: trole, ecovía y metrobús, al que no se puede acceder en muchas ocasiones, peor con una mochila y qué decir de otro tipo de equipaje ya que está completamente colapsado, se dispone el cierre de las miniterminales.
Decisión que castiga sobre todo a la gente que vive en el centro-norte, Cumbayá, Tumbaco etc. a las que les resulta una verdadera odisea tratar de llegar a la terminal de Carcelén, pues en su mayoría no son jóvenes dispuestos a corretear con su equipaje, ya que para ese sector no existe la ecovía o el trole, igual o más complicado para los que se dirigen del norte-norte al sur del país, pues pagaban taxi hasta el centro-norte para de allí acceder al transporte interprovincial.
Me pregunto si las autoridades que dispusieron esta medida tomaron en cuenta a las 8 000 personas – cantidad respetable- que usan este servicio, qué razones tenían para hacerlo o es que importa más el capital económico antes que el ser humano y su bolsillo?; y por encima de todo se debe priorizar el servicio a la comunidad, ya que el costo del taxi con seguridad es el doble o más al lugar de destino. Como siempre, quienes finalmente sufrimos somos las clases menos favorecidas económicamente, especialmente adultos mayores que simplemente se mantendrán alejados de sus familiares que viven en provincias.
Argumentan que podrá haber control para evitar robos, asaltos, congestión y demás si presumimos que los asaltantes compran los pasajes en las terminales y la congestión se debe al aumento exagerado del parque automotor, resultado de un sistema deficiente del transporte público.