El tema de los migrantes llegó por el momento a su fin. Los tiburones los tragaron y el mar se transformó en cementerio. Otros, a la deriva, traficantes (coyotes) apresados, barcos bombardeados, el migrante criminalizado, las Naciones Unidas, unidas siempre al lado que les interesa, y el mundo “bien gracias”, acostumbrándose a mirar con frialdad y con un corazón endurecido y “embobado” porque no se dan cuenta de la realidad.
El ejemplo más cercano es África, representado por pocos vendepatrias, auspiciados y respaldados por los colonizadores del norte, quienes saquearon todos los recursos naturales, países muertos de hambre sobre minas de diamantes, metales y minerales altamente cotizados. En África dejaron desolación, hambre y, sobre todo, “resentimiento”. Este es el motivo por el cual van los afrodescendientes a Europa, a reivindicar sus derechos. Pero hasta allí nomás, no pueden pasar a reclamar porque la fuerza les impide. No hay que olvidarse, mientras haya resentimiento, no habrá paz en el mundo. Vale la pena salirme del tema: hace poco estuve en España y los promotores de turismo dicen que el oro que se observa en los grandes monumentos antiguos ha sido “una donación” de América; no demoré en aclarar el tema.