El mundo es un hermoso lugar para vivir, en él se desarrolla la vida. La competencia de los árboles para alcanzar la luz. En las plantas, la belleza que irradian sus colores, el aroma que despiden y el verse más atractivas, hacen con la fecundación un milagro que se perenniza. En los animales su habilidad, destreza y agudeza, permiten un eterno equilibrio de la vida.
La mujer es el centro de la belleza humana, a más de sus propias cualidades, se ha vestido de todos los atributos de los otros seres vivos, que comparten nuestro planeta. Además de ser nuestro apoyo, su innata cualidad protege lo creado, siendo valorado por ateos y creyentes y su reconocimiento compensado con una sola palabra llamada amor. A través de ésta sublime emoción, ella nos da su vida, la comprensión y paciencia llegan a ser sus instrumentos de enseñanza, su existencia alcanza el recogimiento en el hogar y nos eleva hacia rumbos llenos de eternidad y paz, albergados en lo más hondo de su ser. Eres la luz que nos deja el sol cada día para aliviar nuestras penas en las sombras de la noche, para encontrar nuestro destino cuando vuelva a clarear el día.