Cartas a Quito / 25 de agosto del 2023

SOS a las quebradas de Quito 

El cuidado de las quebradas reduce el riesgo, ya que son desfogues naturales y hay que protegerlas, se debe hacer respetar el retiro de quebrada especialmente con las urbanizaciones de las áreas rurales que están en auge, como Nayón, Cumbayá, Tumbaco, etc. hay una fiebre urbanística que se observa a simple vista, cómo los bosques de estos valles han desaparecido y en vez de los árboles está el diseño de las lotizaciones que de seguro ya están en venta como proyectos de vivienda, el municipio debe controlar.   La mano del hombre hace daño a la naturaleza con los desfogues  antitécnicos de  aguas servidas, piscinas más  las aguas lluvias  están humedeciendo el suelo y obviamente que con el tiempo cede la tierra.  las quebradas a través de Riesgos  y la Unidad de Mantenimiento de Captaciones en Quebradas deben monitorear en cuanto los moradores den la alerta de los deslizamientos de tierra. Las quebradas de Quito son vulnerables y los daños son de distinta magnitud, como es el caso de San Pedro de El Valle/Nayón las quebradas: Guatalo que recepta las aguas servidas de Inchapicho y quedan represadas ahí, la Hatunhuaico que viene desde la UDLA y se une a la quebrada Cusua de igual manera quedan estancadas porque los sedimentos no permite que circulen las aguas lluvias y servidas, ahora se observa dos grandes lagunas que  obstaculizan se  correntiza. Además en estas quebradas están botando escombros y  basura,  se debe socializar urgente el último informe técnico de las inspecciones realizadas en este sector a fin de que los dueños de los predios estén en pleno conocimiento del riesgo que corren en corto, mediano o largo plazo.  Esto sí preocupa a los moradores de San Pedro, se nota tensión psicológica por el riesgo y los derrumbes que vienen acompañados de estruendo, vibración  y polvo, además la contaminación de las aguas servidas estancadas que generan mal olor en las calles Manuela Sáenz y Guataló porque falta embonar unos 45 m. a la tubería principal de proyectos anteriores de la EPMAPS, es indispensable que se ejecuten las variantes que ya deben estar diseñadas para mitigar el impacto ambiental.

Mariana Tobar

Oppenheimer y el fuego de Prometeo.

“Siento que tengo las manos cubiertas de sangre”, J. Robert Oppenheimer dirigía estas palabras al presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman posterior a las bombas en Hiroshima y Nagasaki. El debate ha estado puesto sobre la mesa durante años, los defensores de la utilización del arma abogan que gracias a las bombas atómicas se consiguió terminar la guerra y hay quienes reprochan su uso, pues Alemania ya se había rendido y era cuestión de tiempo para que Japón hiciera lo mismo.

Oppenheimer mostró al mundo la capacidad de autodestruirse, al igual que Prometeo robó el fuego a los Dioses y se lo dio a los humanos, y por ello fue castigado. Ambos personajes compartieron un trágico destino, la figura de Oppenheimer ha sido satanizada por décadas en campos de la ciencia y política, otorgándole el título de emisario de la muerte. Sin embargo, no podemos culpar a un inventor por las consecuencias de su invento, pues sería Estados Unidos quien desplegaría el arma letal sobre las ciudades niponas.

Nuestra moralidad, nuestra concepción del bien y del mal, no depende de nuestra ignorancia. Si Oppenheimer no hubiera construido la bomba, otro país lo hubiera hecho y en realidad hoy en día las principales potencias tienen armas nucleares. Oppenheimer solo nos enseño lo que es capaz de hacer el ser humano cuando tiene un arma tan poderosa a su alcance, allí es donde se pone en juego nuestra moralidad. Paradójicamente la carrera nuclear trajo una pseudo paz al mundo, donde solo basta oprimir un botón para que el apocalipsis comience. Y quien o quienes sean participe del fin de la humanidad, repetirán las palabras de J. Robert Oppenheimer: “Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos”.

Marc Pardo

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