Cartas a Quito / 18 de agosto del 2023
Primero la seguridad y luego lo demás
Ecuador es víctima de una grave amenaza, la inseguridad, representada por la violencia provocada por el hombre que a ultranza defiende el maldito negocio del narcotráfico apoyado en su brazo armado el crimen organizado, por otro lado, el cambio climático provocado por la naturaleza, ahora como Fenómeno del Niño. Temas de altísima importancia y de urgente solución, que los políticos parecen no conocer, lo demostraron en la comedia del 13 de agosto, donde candidatos y preguntas fueron cáscara y poca pulpa (mucha oferta, para poco tiempo). El País se sentiría satisfecho y agradecido si el administrador de transición, solo pueda erradicar la amenaza provocada por el hombre y amainar en algo de furia de la Pachamama. Para eso, no se necesita, asesoramiento de Bélgica, penalista especializado menos franco tirador, solo sentido común y amor a la Patria, para identificar la causa y ponerle solución. Sabemos que el Ecuador es un País de tránsito de la droga producida en Colombia y Perú, paso que se aceleró en los últimos quince años, gracias a la inoperancia sesgada o no de los políticos. La causa es la droga, la solución, impedir su ingreso, ¿cómo?, cuidando la soberanía en las fronteras, misión de las FFAA entrenadas y dotadas de última tecnología. Si no hay ingreso de droga al País, no habrá radares en la costa, escáner en los puertos, muertos en las calles, motines en las cárceles y, lo más importante no habrá consumo interno y la violencia desaparecerá. Sobre la amenaza natural nada se dijo, no hubo preguntas al respecto, el CNE subestimó el efecto desastroso del Fenómeno del Niño, al menos se debió consultar a los candidatos sobre el Plan de prevención del Gobierno actual. Primero la seguridad y luego lo demás.
Marco A. Zurita Ríos
El estadista que requerimos
Un estadista es aquel que promueve consensos transparentes con todos los poderes del estado y se comunica con la ciudadanía para emitir políticas públicas para lograr el bien común y cumplir sus promesas de campaña. Debe emitir claros mensajes de su compromiso de cumplir y hacer cumplir la constitución, las leyes, las políticas y otras disposiciones, haber demostrado en su vida pública y privada, valentía y carácter para tomar las decisiones sin concesiones para nadie, con el rigor de la autoridad y la aplicación de las leyes, principalmente en temas tan delicados y decisivos con la lucha contra la corrupción y el crimen organizado, que tanto daño nos causan. Para lograrlo no debe llegar al autoritarismo, sino actuar con firmeza, transparencia y una fuerte conexión con la ciudadanía. Todos los candidatos prometen con discursos de todo estilo: educación, salud, seguridad, empleo, vivienda, conectividad para todos; lucha contra la corrupción, transparencia, recaudación imparcial de impuestos, eliminación de exoneraciones, eficiencia administrativa, coordinación interinstitucional, explotación responsable de los recursos naturales o eliminarla totalmente, cuidado del ambiente, incrementar la inversión nacional e internacional. Sin embargo, pocos establecen cómo hacerlo, las fuentes de financiamiento, las acciones para lograrlo y su evaluación de los riesgos, su equipo de trabajo, la forma de medir los logros a través de indicadores, el proceso de rendición de cuentas. Generalmente son pura demagogia que sirven para engañar a la población menos informada, utilizando nuestros recursos en sus vacías campañas. Es indispensable que dediquemos un poco de nuestro tiempo para analizar las ofertas de los candidatos con el fin de determinar quiénes podrían cumplirlas. No debemos votar por la demagogia. No debemos equivocarnos nuevamente. Un gobierno y una asamblea de ineptos y corruptos será el fin de nuestro país.
Mario Andrade Trujillo