No entiendo la polémica por la famosa inmensa placa del aeropuerto de Quito.
Tampoco creo que ni el uno ni el otro alcaldes hicieron méritos para que sus nombres estén plasmados para la posteridad.
El predecesor inició la obra mal, sin vías y con muchos cuestionamientos, el actual lo termina mal, retrasado, sin vías y con más polémicas.
Yo creo que el verdadero merecedor de esta placa es el pueblo del Ecuador.
Se financió y se financiará la gran obra gracias a los impuestos municipales de los que vivimos en Quito, al dinero del Estado, a las tasas de salida que nos cobran a cada uno de los pasajeros. Entonces ¿por qué hacer propaganda preelectoral para el 2014 a personajes nefastos para Quito? Está bien que hayan retirado la personalista placa, en su lugar debería ir: Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre, obra del pujante pueblo ecuatoriano. Febrero 2013.