Es imposible pensar, que el Ecuador puede salir adelante, en un solo periodo presidencial, se necesita de un Acuerdo Nacional, con toda la sociedad civil, para tener algún día, el país que queremos, un acuerdo que lo sigan, todos los futuros presidentes, de izquierda o de derecha; no podemos confiar en los partidos, que han caotizado el país, al dejarlo en manos de los mejor encuestados, y no de los más capaces.
Nadie confía en la Justicia, la Constitución de Montecristi es garantista, pero para la impunidad, permite que con el mayor descaro, personas ejerzan funciones públicas con grilletes electrónicos; que la Conaie destruya el Centro Histórico de Quito, incendie la Contraloría, no pase nada, y solo porque no hubo un peritaje, que diga si son o no indígenas, se desestime el caso, y que Vargas con el mayor descaro declare ser el Vicepresidente de la República.
El Telégrafo, dos canales de TV y otras empresas quebradas del Estado siguen funcionando, pagando sueldos y gastando dinero, cuando el país no puede pagar cuentas de salud, y enfermos de cáncer, han muerto por falta de medicinas y el Presidente sigue ofreciendo dinero, que no tiene.
Estamos dolarizados, pero la banca extranjera está impedida de ingresar al país; Europa en los últimos 800 años, se ha desarrollado con tasas del 3% al 6% con pocas excepciones; nadie en el Ecuador, va a emprender un negocio y generar empleo, con tasas del 16% a sabiendas de que el 40% de los emprendedores quiebran, lo justifican diciendo, que es por el riesgo del mercado, cuando todos sabemos que el riesgo está en las altas tasas de interés. Tenemos 5% de impuestos a la salida de divisas. Señores, esto es una receta para el desastre, así, es ingenuo pensar en algún día, vamos a tener un acuerdo comercial con los EE.UU.
En 1992, Guayaquil había llegado al fondo, cuando el Ing. León Febres Cordero, lideró un gran Acuerdo Ciudadano para limpiar la Administración Municipal, sacando a 2499, personas que ganaban un sueldo sin trabajar, llamó a los mejores profesionales de la empresa privada, redujo la carga de gastos administrativos al mínimo, para dedicarlo a obras, organizando la recolección de basura y el agua potable. El Ing. Febres Cordero entregó su vida a la ciudad, cambió la imagen de Guayaquil, y nos entregó el Malecón 2000, tuvo el acierto de dejar un sucesor, al Ab. Jaime Nebot, quien continuó, y mejoró la obra con la regeneración urbana en la ciudad, pero a diferencia del Ing. Febres Cordero, Nebot no preparó un sucesor, y ahora todos esperamos que la sucesora, por favor no invente nada, y se dedique a hacer su trabajo. Pregunto ¿Se podrá algún día en el Ecuador, tener un cambio así?