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Es una columna que analiza la situación y los desafíos de las empresas, las pymes y los emprendimientos en el contexto económico ecuatoriano e internacional. Otros artículos del autor: http://bit.ly/xBasantes Twitter: @XAVIERBAS

Xavier Basantes

Lic. en Comunicación, U. Central. Posgrado en periodismo en U. Andina y diplomado en gestión empresarial del Tec de Monterrey. Periodista económico. Del 2009 - 2016, Editor de LÍDERES. Exeditor de El Comercio TV; ahora Macroeditor de Proyectos Multimedia.

El mercado mundial de los alimentos y el precio del pan

Las variaciones en los costos de las materias primas que se utilizan para la elaboración de productos de panificación, no solo preocupan en Ecuador. En otros países de la región, como Perú, Paraguay y Argentina, por ejemplo, el alza en los valores de esos insumos también genera inquietud porque impactan en sus balance.

Para nuestros países, la importación de esas materias primas, como los cereales, es fundamental, y sus precios también dependen del comportamiento del mercado internacional y de la apreciación del dólar, por supuesto. La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) reportó, en la primera semana de mayo, que los precios mundiales de los alimentos subieron por undécimo mes consecutivo en abril de 2021 y tocaron su nivel más alto desde mayo de 2014.

El índice de precios que publica la FAO mide las variaciones mensuales de los cereales, oleaginosas, productos lácteos, carnes y azúcar. Y, tal como lo reportó en abril, desde hace siete años no se había producido un alza como esta.

En medio de este contexto, los anuncios de los gremios de panificadores de subir el precio del pan, no solo es un tema local. Coincidentemente, en los otros países en mención también hay advertencias con ese mismo objetivo.

Y los argumentos para justificar el aumento son similares: además del alza de los insumos importados -como la harina-, se suman los valores del transporte (combustibles), mano de obra, el pago de impuestos, arriendo de locales, etc.

En el caso del Ecuador puntualmente, otra justificación que esgrimen representantes de los gremios se sustenta en que el precio mínimo del pan no ha subido desde el 2011. Es decir, durante una década se ha mantenido ese valor y, por los argumentos descritos anteriormente, se justifica un incremento de precio.

El pan es el líder de los 20 productos más consumidos por los ecuatorianos, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Las clases más populares son las que más consumen y más dinero destinan para este producto.

Para una familia pobre, el consumo de pan representa el 26% de sus gastos; mientras tanto, en una familia de clase alta pesa menos del 1%. Consecuentemente, un aumento del precio afectará más a las familias de menos ingresos.

Ante la advertencia de algunos panificadores de elevar los precios a partir del 24 de mayo, el Gobierno anunció la conformación de una mesa de diálogo y buscar acuerdos. En medio de ese acercamiento está el exhorto de la Superintendencia de Control del Poder del Mercado, para que se tengan en cuenta las disposiciones de la Ley Orgánica de Regulación de Poder de Mercado, en especial lo referente a la ‘prohibición de conductas, como la fijación de manera concertada o manipulada de precios’.

Las cartas están echadas y sobre la mesa están los argumentos económicos, técnicos y legales, para buscar un punto de equilibrio que satisfaga a productores y consumidores. Mientras tanto, otros panificadores dicen que no subirán el precio del pan. Ellos ‘se guían más por el mercado y la competencia’.