Para Liga, esta temporada acabó de la peor manera, derrotada, abandonada por sus fieles (¿dónde están los que bailaban por la Copa del 2008?) y sin torneos internacionales para el 2014. Se trata de una caída que merece una disección sin piedad:1. Jugadores sin hambre
Los aciertos para el título del Emelec son muchos: respeto al plan de largo aliento de Gustavo Quinteros (eso que llaman ‘proceso’ por la extraña manía de usar palabras judiciales), un buen ojo con los refuerzos (la excepción fue el fiasco de Zeballos), rápida corrección de errores y una organización financiera lo suficientemente robusta para que los futbolistas se sientan respaldados y salten tranquilos a la cancha. Bravo.
Luis Zubeldía, el Príncipe, es el nuevo entrenador de la alicaída Liga de Quito. Su misión será rescatar a un equipo que se llenó de gloria pero que suma dos años de acumular frustraciones y, ¡horror!, déficit deportivos y financieros. ¿Será una buena elección? Hay cinco razones para pensar que Liga y Zubeldía son el uno para el otro:
Si le hacemos caso a aquella frase del Pacho Maturana, "se juega como se vive", pues no debería asombrarnos la aguda crisis de gestión que está pulverizando al fútbol ecuatoriano. ¿Acaso los ecuatorianos no están viviendo de la misma manera, apelando a la tarjeta de crédito, al cortoplacismo, al fío, a la promesa de pago, porque ya mismo aparecerán los clientes? ¿Acaso el país, al final del día, no deja de acostarse pensando en cómo amanecerá el precio del petróleo, el único y verdadero elemento que lo determina todo? ¿Acaso hoy mismo no hay entidades públicas que no pagan a sus proveedores, incluso los internacionales? ¿Acaso no contemplamos con infinito amor e infinita indiferencia el despilfarro? ¿Y acaso todo esto no está justificado por un fin superior?
Edgardo Bauza pone punto final a su segunda fase en Liga. Esto ha generado una colección de artículos que analizan, algunos hasta el colmo de exaltación, el aporte del ‘Patón’ al fútbol ecuatoriano. ¿Cuál es su mayor legado? ¿La Copa Libertadores del 2008? ¿La sistematización profesional de los datos del equipo y del rival? ¿La ratificación de que un proceso vale más que los planes cortoplacistas? Sí, todo eso es una herencia de Bauza, importantísima. Merece un altar.
Cuando un técnico afirma que sus jugadores de Primera Categoría están desnutridos, que ellos juntan los centavos para ir en bus a los entrenamientos y que su prioridad no es clasificarse a torneos internacionales sino algo más modesto como garantizar la supervivencia diaria, no queda más que sentarse a llorar. Esa confesión, tan dramática y conmovedora, es un signo más de que el fútbol del país mundialista y petrolero camina hacia la quiebra, sin que el 'mejor dirigente de la historia' pueda hacer algo para evitarlo.
El entrenador de la Selección está afligido. Reinaldo Rueda no se siente lo suficientemente agradecido por su gesta de llevar a Ecuador su tercer Mundial. Percibe al hincha apático, indiferente e incluso enfadado. Aunque el mismísimo Mashi lo alabó en un acto especial, el DT no se quita esa idea de la cabeza.
La afición, en líneas generales, se ha sentido satisfecha con la igualdad sin goles de la Tricolor ante una semi-experimental Argentina, que no pudo brillar debido a que el rival no se lo permitió. ¿Qué conclusiones podemos sacar de este cotejo, una vez que ha pasado el hervor y es hora de tener cabeza fría? Rescato cinco ideas.
Se puede ser relativamente feliz olvidando penas; se puede vivir en felicidad o llegar a ser completamente feliz. Lo que no se puede hacer es decretar la felicidad.
1. El perdón a Felipao El técnico Reinaldo Rueda, tras su fracaso en la Copa América, tuvo que recular y perdonar al delantero Felipe Caicedo, quien estaba apartado de la Tricolor por mala conducta. Caicedo, quien incluso dijo que "algún día hablaría sobre la realidad de la Selección", alcanzó siete goles, tres de penal. Sin esos tantos, Ecuador no se hubiera clasificado. 2. Ser imbatible en Quito Rueda le dio alta prioridad a no perder puntos en la capital. Al final solamente el líder Argentina pudo llevarse un empate. Es verdad que hubo cotejos deslucidos en el Atahualpa (solo un penal salvó a Ecuador ante Bolivia, por ejemplo). Pero, más allá de la calidad de los cotejos, los rivales cayeron uno por uno. Eso compensó las flojas presentaciones de visitante, en las que se cosechó muy poco. 3. Una zaga eficiente Para lograr lo anterior, Rueda pudo armar una defensa cumplidora, que resultó ser la menos batida en las eliminatorias en calidad de local. Alexander Domínguez, Juan Carlos Par
De repente se hizo la luz en la Tricolor. El pesimismo y hasta el pánico que había en Ecuador antes del cotejo con Uruguay se esfumaron. Es como si las desastrosas presentaciones de la Tricolor en este año no hubieran ocurrido nunca, como si la caída con Perú fuera solo un mal sueño, como si el baile (sí, un baile, aunque duela) de los carasucias bolivianos fuera un pésimo chiste, como si el picnic que se dio Alemania fuera una lejana leyenda, como si el partido del siglo con España fuera solo eso, un mero eslogan sin la menor importancia.
Han surgido muchas críticas por la designación del ex futbolista Luis ‘Chino’ Gómez como presidente de la Federación Ecuatoriana de Atletismo. Estos envidiosos detractores quieren quitarle méritos porque dicen que, durante su carrera en las canchas, nunca lo han visto en maratones, postas con vallas o lanzando el martillo o la jabalina. Como máximo, dicen, ha usado el martillo para clavar y colgar los cuadros de la casa.
El infinito amor (y una enorme dosis de inocencia) que sienten los hinchas por Antonio Valencia, quizás el ecuatoriano mejor remunerado del mundo, les está haciendo tragarse cualquier cuento. Dos han circulado en estos días y son absolutamente cuestionables. El primero, fotocopiado hasta la saciedad por los portales deportivos y cuya fuente de origen es un grupo de fans del Manchester United y no la FIFA, asegura que Antonio Valencia es el futbolista más rápido del planeta, capaz de correr a 35,1 kilómetros por hora. ¿Será verdad? En todo caso, esa medición no se hizo en Quito, donde hace rato que Valencia no corre como en Inglaterra.
En realidad, la sanción de jugar sin público para Liga de Quito podría perfectamente durar hasta el fin del Campeonato. ¿Qué clase de masoquista quiere ver a esta desangelada versión de la ‘U’, que ni con el Macará puede? Con el empate ante los celestes, el torneo se acabó para Liga. Por eso, porque no se puede estar peor, Esteban Paz ofreció disculpas en un tuit por esta anemia de resultados que incluye no ganar en la Casa Blanca desde el 22 de junio. Es el tuit que pone punto final a la peor temporada desde el descenso.
Lo que le faltaba al Barcelona (de Guayaquil) es que, de repente, por culpa de eso que se llama copyright, los hinchas del club más popular de la nación descubrieran que su octogenario símbolo es el menos ecuatoriano de todos los del fútbol local. Porque, seamos honestos, la gran mayoría no tenía idea de que esa cruz roja de fondo blanco era la de San Jorge. Ni que las barras amarillas y rojas están basadas en una leyenda de dedos ensangrentados tras un combate contra el infiel musulmán. Ni, por supuesto, que el azul y rojo es un lejanísimo homenaje a Basilea. Es un escudo ajeno, que responde a otras sensibilidades diferentes a las del manso Guayas, y ese pecado original no lo cambian ni 80 ni mil años, más allá de la apasionante discusión jurídica sobre su autoría y circulación comercial.
Los hinchas ya se frustraron, ya se desahogaron, ya encontraron culpables y han aplicado linchamiento mediático en contra de Reinaldo Rueda. Bueno, el hincha tiene derecho. Una vez sacadas las iras, es hora de las reflexiones sobre el partido Bolivia-Ecuador.
La Tricolor perdió por una combinación de errores y sucesos, entrelazados fatalmente. Sí, la lluvia, el penal errado, la acostumbrada sutileza de Achilier... Sin embargo, el grueso de la responsabilidad recae en el entrenador Reinaldo Rueda. Estos son sus cinco pecados capitales en la derrota ante Colombia: 1. Enner Valencia de titular En esta anemia de gol, el entrenador dejó en el banco a Jaime Ayoví, Narciso Mina, Joffre Fuerrón y Joao Rojas. ¡Los cuatro fueron suplentes al mismo tiempo! Y puso de titular a un jugador que no pudo ser el receptor de los desbordes de Jefferon Montero. 2. Jugar sin 9 definido En estas carencias de gol, es prácticamente un desperdicio saltar al campo con un falso 9... y más aún con un 9 tan falseta que no gravita nada. Si la idea era sorprender, pues Rueda dejó con la boca abierta al mismísimo Pekerman, que debe haber llorado de alegría. 3. Méndez y lo mismo de Liga ¿Realmente Édison Méndez merecía estar en el equipo? No. Su desempeño en la peor versión
La semana anterior pasará a la historia como una de las peores de la historia del fútbol ecuatoriano. Nunca antes, en un período tan breve, suedieron cosas tan sombrías que incluso el campeón mundial del optimismo saldría recitando los versos del gran César Vallejo en ‘Los heraldos negros’: son como el odio del Dios.
Un montón de gente con alma caritativa se ha metido a la muy cristiana tarea de reivindicar la imagen de José Luis Perlaza, probablemente uno de los defensas más salados de la historia del país. ¿Qué dicen para salvar a Perlaza del doble horror que cometió en el duelo Liga de Loja-Barcelona, en el cual metió el mejor autogol de la década y luego se hizo expulsar? Una sarta de ingenuidades. Comentémoslas una por una.
La imagen parece sacada de una novela de Tom Sharpe: ¿se imaginan que el gran Rubén Insúa termine de verdad durmiendo en La Carolina, poniendo su catre junto a los dinosaurios y bañándose en las nuevas piletas del bulevar? Al menos, el 'Poeta' tendría toda la pista del parque para trotar, algo que le gusta mucho.