Los porcentajes por donde se los mire son positivos. Lo ocurrido ayer en los puestos de revisión y matriculación vehicular del Distrito Metropolitano de Quito es una suerte de ilusión; me refiero a las largas colas de vehículos y a la masiva afluencia de personas a estas dependencias. Es decir, toda la cantidad de personas que esperaron al último para cumplir con esta obligación legal.
Hasta ayer, el 90% de dueños de vehículos tenía sus documentos que certificaban haber cumplido con este proceso. Es decir que cerca de 450 000 conductores hicieron uso del sistema de calendarización para, a lo largo del año, realizar el correspondiente chequeo mecánico, así como la actualización de papeles de los automotores.
Si esto no hubiese sido así, los puestos de revisión estarían estos días por reventar, con las respectivas secuelas en el tránsito de las calles y avenidas aledañas. Lo que suele ocurrir en el puesto de San Isidro del Inca es un ejemplo de esto: caos vehicular en la avenida Eloy Alfaro, sentido sur-norte. Este año se sumaron 50 000 vehículos a las estadísticas de la ciudad.
Que la cifra de cumplimientos supere el 90% es una buena noticia. Esto dice mucho del quiteño (me refiero a todo aquel que vive en esta ciudad) que cumple con sus obligaciones. Es tema de otro debate, que toca hacerlo, el procedimiento y la efectividad del actual sistema de revisión vehicular.
Mauricio Rodas en sus recorridos de campaña electoral se refirió a ejecutar cambios en el sistema. Este es un tema que está pendiente ya como Alcalde metropolitano. Por ejemplo, los ajustes mecánicos que se hacen solamente para pasar la revisión dan cuenta de lo vulnerable que se vuelve este procedimiento.
Este fin de semana, los puestos de matriculación vehicular pasaron, prácticamente a medio gas.
En enero, las cosas cambiarán; los cumplidos acudirán desde las primeras horas a pagar sus impuestos prediales. Otro buen ejemplo.