El hombre que fue víctima de un intento de secuestro en el valle de Los Chillos narró los momentos de temor que vivió, cuando personas armadas trataron de plagiarlo a él y a su familia en ese sector del suroriente de Quito.
La víctima habló con el canal TVC y reveló detalles de la violenta situación que ocurrió cuando llegaba a su domicilio. El caso se conoció el 3 de julio de 2023 y el secuestro se frustró cuando los habitantes de la urbanización, en la que residían, salieron a ayudar a las personas. Los sospechosos huyeron.
Lo que sucedió esa noche fue la peor experiencia de Carlos (nombre protegido) y su familia. El hombre llegaba a su casa con su esposa e hija. Como siempre, detuvo su camioneta y se bajó para abrir la puerta del garaje. En ese instante, dos autos sin placas aparecieron y los interceptaron. A bordo de los vehículos estaban los agresores que tenían planificado su secuestro.
Armados esperaron a las víctimas
“La verdad no veo que nos estuvieron siguiendo, pero sí nos estuvieron esperando en el sitio para atracarnos”, dijo el hombre.
Cuando los sospechosos se les acercaron, Carlos protegió a su esposa e hija de 1 año y seis meses. Los agresores emplearon la fuerza y a empujones buscaban subirlo a uno de los autos. En medio del forcejeo, la víctima sintió que le apuntaron con armas de fuego. En ese momento abrazó a su familia y se precipitó al suelo.
“Me imagino nos quisieron extorsionar. Me apuntaron a mí con dos pistolas. Entonces lo que quisieron era llevarnos a mí, a mi esposa y a mi hija”, contó.
Al ver que Carlos se resistía, los agresores intentaron llevarse a su esposa e hija, pero el hombre reaccionó. “Agarro a mi bebé. La agarro con una sola mano y con la otra mano agarro a mi esposa de las piernas y las tiro al suelo para hacer más difícil el manejo de ellos. Para que no nos suban a los vehículos”, señaló el hombre.
Vecinos evitaron el secuestro
La violenta acción de los sospechosos, los gritos de las víctimas y el llanto de la bebé hicieron que los perros de las viviendas del lugar se despertaran y ladraran. Los esposos pidieron ayuda. Los vecinos al escuchar y ver lo que sucedía, salieron de sus casas a socorrer a la familia.
Una persona activó la alarma del barrio y más residentes se sumaron. Al ver que las personas acudían, los armados escaparon del sitio.
“Fue Dios quien estuvo también en ese momento, porque gracias a Dios también pude tener la fuerza para sostenerles a ellas”, dijo el hombre que evitó el secuestro de su familia.
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