El juez español Baltasar Garzón fue interrogado ayer, acusado de presunto prevaricato, en el primer juicio que enfrenta en el Tribunal Supremo, al que llegó entre aplausos.
Garzón, quien preside en Ecuador la veeduría internacional al proceso de reestructuración de la Justicia, fue suspendido en España de sus funciones de juez desde mayo del 2010 por investigar crímenes de la dictadura franquista.
Ayer, respondió durante más de dos horas a preguntas de la acusación y de su defensa. Al Tribunal Supremo, a escasos metros de donde se encontraba su despacho de la Audiencia Nacional, llegó arropado por algunos de sus antiguos colegas y colaboradores.
En las puertas del tribunal un centenar de personas gritaban “Solidaridad con Garzón”, con carteles en los que se podía leer: “España al revés” , “Tapan sus delitos echando a Garzón” o “Acallan al juez, mañana a ti” .
Entre ellas se encontraba el diputado de Izquierda Unida (IU) Gaspar Llamazares, quien denunció un “linchamiento político contra un juez justo, como es el juez Garzón” y señaló que “la sentencia está predeterminada”.
Garzón, de 56 años, entró sonriente sin hacer declaraciones y quienes lo conocen apreciaron en él cierto nerviosismo antes de entrar a la sala. Tras 23 años de carrera judicial, el juez se sentó por primera vez en el otro lado, en el banquillo de los acusados, para ser interrogado tras quitarse la toga por orden del presidente del tribunal, que había lucido antes del interrogatorio como juez.
Garzón está acusado en la causa de prevaricación por ordenar la intervención de las comunicaciones entre varios de los imputados del “Caso Gürtel”, una trama de corrupción vinculada al Partido Popular (PP) , hoy en el Gobierno.
Los jefes de la trama de corrupción Francisco Correa y Pablo Crespo, quienes ejercen la acusación, fueron encarcelados por Garzón por haber repartido presuntamente dinero entre cargos del partido para conseguir contratos. La acusación pide entre 10 y 17 años de inhabilitación para Garzón por haber vulnerado su derecho de defensa al intervenir las comunicaciones en prisión entre imputados y abogados.
Garzón reiteró a preguntas de la acusación que ordenó la intervención de las conversaciones porque consideraba que “la organización criminal estaba desplegando todos sus esfuerzos para conseguir el blanqueo de capitales” y “los abogados jugaban un papel básico en la mecánica de blanqueo de dinero”. El abogado de Francisco Correa sostuvo que con esa autorización Garzón entregó un “cheque en blanco a la Policía para intervenir a todos los abogados” y que “no acotó el alcance de la intervención”.
Garzón respondió que no intervino las conversaciones de los abogados, sino “las de los internos en comunicaciones con otras personas, entre ellas los abogados”. Él argumentó que “la acusación solo me ha puesto sobre la mesa acusaciones generales” y que eliminó las conversaciones que afectaban a la estrategia de defensa, como prueba el hecho de que “en ninguna de mis diligencias existe relación alguna con las conversaciones intervenidas” .
El juez instructor del caso, Alberto Jorge Barreiro, sostiene que Garzón quiso conocer “indebidamente” la estrategia de defensa de sus abogados.
Investigó a Pinochet
El juez Baltasar Garzón se hizo famoso por ordenar detener al general chileno Augusto Pinochet en Londres y pedir su extradición en 1998 por la desaparición de españoles en la dictadura.
El 31 de octubre del 2011, Garzón se convirtió en veedor internacional de la reforma judicial en Ecuador. Entonces, estuvo tres días en el país. Solo regresó un fin de semana a fines de noviembre.