La llamada telefónica lo sorprendió. Era un familiar de su natal Guayaquil. Se lo escuchaba ofuscado, sollozante. “Me dijo que mi primo había fallecido en la cárcel de Santo Domingo”, señala triste.
Carlos M. se asombró al escuchar la noticia. Pensaba que su familiar estaba detenido en la Penitenciaría del Guayas, pero hace dos meses había sido transferido a Santo Domingo de los Tsáchilas, donde él también vive.
Merlin Caicedo tenía dos juicios abiertos. Uno por tenencia de armas y otro por un supuesto atentado contra la vida. Desde pequeño luchó contra un asma que le obligaba a utilizar inhaladores. Al parecer estos se le terminaron y sufrió un ataque el jueves por la noche (22:00).
Según un guía del Centro de Rehabilitación Social, cuando se conoció sobre la emergencia se dispuso su traslado al hospital público Gustavo Domínguez.
Merlin Caicedo Cuero llegó sin signos vitales y los médicos no pudieron hacer nada. Esa información fue proporcionada por personal del área de Emergencias de esa casa asistencial.
Uno de los dirigentes de los detenidos en el centro penitenciario de Santo Domingo aseguró que Caicedo no recibió atención médica inmediata. Además, dijo que no existen medicinas en el Centro de Rehabilitación para atender a los privados de libertad.
La directora del Centro, Silvia Aguirre, se reunió el pasado viernes con un grupo de 20 prisioneros, escuchó sus demandas y ofreció mejorar la situación.
Por la tarde, en cambio, llegaron los representantes de la Dirección Nacional de Rehabilitación Social. Con ellos, Aguirre mantuvo una reunión a puerta cerrada, hasta horas de la noche.
Luego de la cita con esas autoridades, en el Centro de Rehabilitación de la provincia se dijo que no se contaba con la autorización para dar declaraciones. Informaron que sería el Ministerio de Justicia el que lo haría en cualquier momento. Hasta ayer no hubo un pronunciamiento oficial.
Carlos M. convidó a las autoridades para que esclarezcan la muerte. “A mí no me quisieron decir nada. Solo en la morgue nos confirmaron que en la autopsia se determinó que los pulmones estaban demasiado grandes”.
El cadáver fue entregado a los familiares el viernes. Luego fue trasladado a Guayaquil, a su barrio: Isla Trinitaria. Allí se tenía previsto sepultarlo. Según Carlos M., su primo llevaba preso 10 años sin sentencia. Es la segunda muerte que se registra en los últimos siete meses en esa cárcel.
El 27 de agosto del 2011, otro prisionero falleció en circunstancias que aún se investigan por la Policía. Sus familiares dijeron que fue golpeado por un guía, que se encuentra detenido mientras se realiza la investigación.