La familia de Francisco Cajigas se reunió la semana pasada con funcionarios de la Comisión de la Verdad. Foto: Cortesía / Fiscalía
Llegó a Ibarra hace tres años para probar suerte. Francisco Cajigas arribó con su pareja y su hija; un amigo les dijo que era una tierra tranquila y que se podía trabajar. Por eso dejó Villa Garzón, un municipio del Putumayo colombiano y cruzó la frontera con su familia.
El nombre de este joven se hizo público inicialmente en noviembre pasado luego de que el 30 de ese mes fuera encontrado sin vida en Ecuador. Pero el caso estalló el 20 de mayo cuando el cuerpo fue exhumado por pedido de los parientes y los peritos de Colombia, que descubrieron que el cuerpo no tenía la cabeza.
¿Qué sucedió? Nada está claro aún. Lo último que se sabe es que el extranjero fue arrestado el 17 de noviembre pasado en medio de un confuso incidente. Ese día fue detenido por policías. Lo llevaron a la Fiscalía, pero lo liberaron “y se lo llevó la Policía”. Eso lo confirmó el director de la Comisión de la Verdad (e), Diego Peñafiel.
La semana pasada, este Diario acudió al lugar en donde vivía Cajigas. Los moradores recuerdan su rutina: “Salía temprano al trabajo y retornaba en la tarde. Era tranquilo y amable”, comenta un vecino de la calle Flores y García Moreno, situado en el centro de Ibarra.
Pero ese 17 de noviembre fue la última vez que lo vio. Era cerca del mediodía. Le llamó la atención que cuando el extranjero, de 33 años, llegó a la puerta de la casa, en donde rentaba un departamento, fue interceptado por dos motos policiales.
Luego habría llegado un automóvil policial de refuerzo.
Mientras los agentes lo requisaban se habría producido un forcejeo y un cruce de palabras, por lo que Cajigas fue obligado a subirse al patrullero. Los testigos afirman que había cinco agentes. Un número similar de policías es investigado.
El incidente ocasionó que los clientes y los propietarios de un bar, una imprenta y dos hostales salieran a la calle y vieran lo que ocurría. El sitio es transitado, porque a media cuadra funciona una universidad.
Minutos después, cuando los policías se retiraron, un familiar de Cajigas, que vivía con él, habría salido a la calle. Ahí sus vecinos le dijeron que su pariente fue arrestado. Supuestamente le acusaronde dañar el espejo de un auto aparcado a un costado de la calle, cerca de donde residía.
La pariente habló con EL COMERCIO y recuerda que preocupada se movilizó al CDP y al Comando de Policía de Imbabura. Pero nadie le dio razón del paradero. Entre un lugar y otro recorrió prácticamente hasta aproximadamente las 20:00. Regresó a su casa.
Dos días después, un policía habría informado que le llevaron hasta la parroquia Priorato, en el norte de Ibarra, en donde supuestamente habría dicho que vive. La familia del afectado presentó una denuncia en la Fiscalía de Imbabura y dijeron que el extranjero estaba desaparecido. Y alertaron a otros familiares en Colombia.
Angustiados pegaron hojas con la fotografía, datos y características físicas de Cajigas, en postes, paredes y casas de la capital de Imbabura.
El 28 de noviembre del año pasado se realizó la búsqueda, en la que participaron 120 policías de Ibarra y de Quito. Pero no hubo resultados.
En medio de la desesperación, los familiares, que residen en Ecuador y Colombia, esperaban noticias. Estaban atentos al teléfono y a los noticieros de televisión.
Finalmente el cuerpo apareció sin vida, en unos matorrales a orillas de la laguna de Yahuarcocha, en el sector conocido como Las Garzas. Ahí se lo habría abandonado.
Estaba en avanzado estado de descomposición. Un familiar le reconoció, porque vestía una camisa color blanco y un pantalón beige, los mismos que usaba el último día que lo vieron con vida.
La Policía realizó el levantamiento del cadáver y trasladó el cuerpo al Centro de Investigación Forense de Esmeraldas, a donde envían a las víctimas de muertes violentas.
Ahora, el cráneo, que se encontraba en el Centro de Investigación de Ciencias Forenses de Esmeraldas, está en Criminalística de la Policía-Quito, para su análisis de ADN. Y Diego Peñafiel señaló que ante la presunción de una posible ejecución extrajudicial el caso se indaga bajo estándares internacionales de DD.HH.
El tema es manejado con reserva en la Fiscalía y el Comando de Policía de Imbabura. Según el coronel Arturo Chacón, jefe encargado de la última dependencia, el departamento de Asuntos Internos investiga el procedimiento de los agentes que presuntamente habrían actuado en ese caso.
El 26 de mayo, el viceministro del Interior, Diego Fuentes, confirmó que hay una indagación abierta para detectar “posibles responsabilidades de la Policía”. Advirtió que no tendrán “ninguna contemplación con miembros que estuviesen vinculados con la detención”.