Policía siguió por dos años a red mundial de trata

Trata Tulcán

Los carros plateados con vidrios polarizados bloquearon las estrechas calles Ayacucho y Bolívar, en el centro de Tulcán.
Los policías tenían la orden de incursionar en un hotel, pues había información de que en el lugar había extranjeros captados por una mafia internacional de trata de personas. Eran las 09:00 y los agentes élite hallaron a 11 ciudadanos indios. En otro hostal, que no tenía permisos de funcionamiento, se encontró a cuatro personas más, pero de Sri Lanka.
A esa hora, 450 investigadores también realizaban otros operativos en Quito, La Troncal y Ambato. La idea era desmontar una red que aparentemente se dedicaba a explotar extranjeros y llevarlos sin documentos a Estados Unidos.
La ruta ilegal comenzaba en Quito, pasaba por Carchi, llegaba a Colombia y EE.UU. (ver cuadro). Hace 15 días, este Diario reveló que en la frontera norte el paso de extranjeros se producía por tres pueblos: Tufiño, Urbina y El Carmelo.
Y ayer, 16 de abril, Inteligencia confirmó que los negocios para trasladar ilegalmente a las personas se cerraban en locales de comida que operaban en Quito.
Migración colombiana sabe que las víctimas pasan la frontera ecuatoriana en bicicletas o en motos. Para cruzar el viaducto binacional utilizan cascos y así intentan burlar los controles migratorios que existen en ambas naciones. Otros, en cambio, usan buses o taxis.
Por todo el trayecto, las mafias cobraban hasta USD
40 000. Estos datos se conocieron en los dos años de investigaciones.
Así era como los 15 extranjeros debían salir e intentar llegar a EE.UU. Pero luego de que policías armados y con pasamontañas llegaran al hotel, salieron con maletas, se subieron a los autos con vidrios polarizados y luego se conoció que fueron regresados a Quito en un bus.
Los sospechosos capturados en este caso también viajaron a la capital, en una aeronave de la Policía. Siete de ellos fueron capturados en cuatro casas de Tulcán. El octavo fue aprehendido en el Puente Internacional de Rumichaca, cuando iba a Ipiales-Colombia, en compañía de su madre. Todos vestían jeans, chompas con capuchas, zapatos deportivos y uno de ellos llevaba botas de caucho.
Así permanecieron cuatro horas en aeropuerto Luis A. Mantilla, hasta tomar la nave.
Pero los ocho no fueron los únicos apresados. En Quito fueron arrestadas otras dos personas. De allí que los investigadores dijeron que “la banda delictiva estaba conformada por paquistaníes y ecuatorianos”.
Un investigador contó que el supuesto cabecilla movilizaba a las víctimas desde el aeropuerto Mariscal Sucre de Quito hasta Tulcán. En esa ciudad los hospedaba en diferentes hoteles y les buscaba comida.
Allí debían permanecer hasta que alguna persona designada por las bandas los recogiese. Solo por la intervención en ese tramo, las víctimas debían pagarle hasta USD 1 200.
En Tulcán, los investigadores han detectado otros casos. Por ejemplo, hace dos semanas EL COMERCIO vio cómo siete ciudadanos de África habían llegado a un hotel y únicamente se movían entre los pasillos y el comedor que hay en el lugar.
Supuestamente habían llegado por actividades de turismo, pero no salían del edificio.
El año pasado, 234 víctimas fueron rescatadas en el país. Y solo en marzo pasado hubo 22 detenidos en un operativo.
Según el Código Penal, la trata es penada con cárcel de 13 a 16 años, y puede acumularse a 40.
En el caso de ayer, los sospechosos fueron sometidos a una audiencia en Quito. Allí se confirmó que entre los sospechosos hay una mujer policía que sería parte de la mafia. Ella fue aprehendida en La Troncal.
En cambio, desde Tulcán se confirmó que entre los indocumentados aparentemente había una persona que es buscada por la