Las carabinas Ruger de madera son arrojadas al aire. El instructor les pide a los aspirantes a policías de la Escuela de Formación José Emilio Castillo Solís (Tambillo, Pichincha) que inclinen los fusiles y caminen con la mirada al frente. Ellos visten una camisa caqui, zapatos de charol negros, pantalones y cristina verde olivo.
Antes del mediodía, un grupo de estudiantes forman dos hileras para realizar ejercicios de gimnasia con armas de fuego en el sendero de asfalto. Frente a ellos, otros aspirantes que visten trajes de camuflaje gris también toman sus carabinas, las colocan al hombro y marchan como soldados.
Tras la revuelta del 30 de septiembre del 2010, una de las prioridades de la Policía fue acelerar la reestructuración del sistema educativo de los uniformados.
Pese a que en la preparación de los uniformados se prioriza la educación integral con un enfoque comunitario y de trato directo con la gente, según el Plan Integral de Seguridad del Ministerio del Interior, los esquemas de formación militar todavía se mantienen en las escuelas de formación de policías, a escala nacional.
Marcelo Rocha, director de Educación de la Policía Nacional, sostiene que eso forma parte de la disciplina de los nuevos policías que se instruyen bajo el nuevo esquema académico. “El tema de la militarización se da en las escuelas de formación. No podemos alejarnos de esas realidades. Por ejemplo, los grados policiales se mantienen desde policía hasta general superior, pero esto no implica que estemos militarizados. Más bien es parte de una construcción institucional”.
Desde enero de este año, la nueva malla curricular elaborada desde el 2010 por ocho consultores de la Universidad Católica de Quito comenzó a funcionar en ocho escuelas de formación de gendarmes. Según la Dirección de Educación, 2 567 estudiantes se preparan con el nuevo pénsum y su graduación está prevista para finales de este año. En cambio, los 1 395 aspirantes que ingresaron el 28 de agosto del 2011 se graduarán en septiembre manteniendo el pénsum anterior.
En ese período, ellos deberán cumplir la rutina habitual: realizar deporte a las 05:00, antes de pasar a las duchas y al desayuno, a las 06:00. La formación se realiza en Tambillo (Pichincha).
Un alumno, de 25 años, estudiaba ingeniería en sistemas antes de llegar a esa Escuela. Vestido con un traje de camuflaje gris en las canchas de fútbol, relata que logró ingresar al tercer intento. “Me costó porque tenía un problema en el oído que lo superé”. La universidad donde estudiaba fue cerrada. Él y los alumnos que finalizarán el curso en diciembre deben completar 126 créditos.
Las materias que reciben son DD.HH., policía comunitaria, gestión de riesgos, inteligencia para seguridad ciudadana, doctrina policial, criminalística, estrategias para el uso de la fuerza, sociología, armas y tiro, atención a la víctima, prácticas preprofesionales, entre otras. Los aspirantes obtendrán el título de técnico superior en seguridad ciudadana del Instituto Técnico Superior de Seguridad Ciudadana, así como el de policías de línea.
El título de los agentes será regido por la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senescyt).
Sin embargo –explica Rocha– esta entidad aún analiza el nuevo pénsum de estudios que desde enero se aplica en las academias policiales. “Falta arreglar los horarios en el tema de las horas de inglés que requieren los estudiantes, pero eso se completará en cursos a distancia una vez que se gradúen”, según señala.
Con la nueva malla académica, el objetivo del Gobierno es incorporar 23 000 policías operativos hasta el 2017. De ellos, 2 000 son oficiales y 15 000 policías. “También requerimos cubrir el déficit que genera la desvinculación del personal. En ese sentido necesitamos sumar 6 000 más a la institución en cinco años”, precisa el oficial. Una vez que el personal policial sume 57 000 uniformados a escala nacional, en el 2017, se realizará otra reforma académica: el curso se ampliará a dos años de duración. La meta es que ellos cumplan las ocho horas diarias de trabajo contemplado por Ley y se evite la saturación laboral.
En cinco años, el ingreso a las escuelas de formación y oficiales de la Policía será unificado. Desde el 2009 hasta el 2011, 130 000 jóvenes a escala nacional se presentaron a las convocatorias que realizó la Dirección de Educación para cubrir las vacantes de policías. De ellos, 75 000 aplicaron una sola vez. El resto ha participado en más de dos llamamientos.
El presupuesto de este año para la formación es de USD 100 millones e incluye alimentación, libros, uniformes…
La academia
La Policía Nacional tiene previsto construir, a escala nacional, tres escuelas de formación de policías y clases. Cada una de estas tendrá la capacidad de albergar a 1 200 estudiantes. Esto hasta el 2013.
Una escuela se edificará en Quito mientras que la otra será levantada en Guayaquil.
Hasta ahora se desconoce el sitio donde se construirá la tercera. Según Rocha, las otras 14 academias formativas de uniformados serán cerradas.
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