Parecían las versiones de dos historias completamente diferentes. En el parte de detención se hablaba de robo de acccesorios, mientras que en la denuncia de la víctima se detallaba un robo de objetos personales del interior de un auto. Estos errores permitieron que dos jóvenes de 19 y 22 años recuperaran su libertad la noche de este viernes 10 de julio del 2015.
Ellos fueron detenidos ayer (9 de julio) en el sector de Santa Rita, en el sur de Quito. Supuestamente se los acusaba de romper el vidrio de un auto estacionado para sustraerse una mochila en donde estaban los objetos personales de la víctima.
Según el parte, la detención de los chicos se dio a las 20:00. Pero en la denuncia, el dueño del vehículo aseguraba que el robo fue a las 18:00.
“¿O sea que, en el caso hipotético de que mis defendidos sean responsables, se quedaron en el mismo sector del robo durante dos horas en lugar de huir?”, preguntó Homero Herrera, defensor Público, durante la audiencia.
Otra duda que se generó en la diligencia fue sobre las evidencias. En el documento policial se detalla que a los detenidos no se les halló con los objetos robados y que estos se encontraban en un callejón cercano. Allí se habría hallado la mochila y una billetera vacía del dueño del auto. Mientras que en la denuncia, el afectado afirma que la Policía encontró su billetera con los documentos en poder de uno de los sospechosos y que vio a cinco chicos con mochilas y que una de esas era la suya.
A pesar de esto, el fiscal Jorge Oña pidió que se calificara la flagrancia, ya que el delito había ocurrido. Pero antes de dar una respuesta, la jueza Ana Cristina Guerrón dio la palabra a los muchachos. Ellos aseguraron que en efecto, a las 18:00 se encontraron en la calle en donde ocurrió el asalto. Caminaron hacia un local de comidas en donde compraron una salchipapas.
Allí esperaron a que otros amigos del barrio llegaran a una cancha cercana para jugar vóley. “Cuando caminábamos hacia la cancha, los policías llegaron en moto y nos arrestaron. La señora gritaba que nosotros habíamos sido, pero no sabíamos qué pasaba”, dijo un sospechoso.
Su amigo indicó que incluso la dueña del local de comidas les dijo a los uniformados que los jóvenes habían comido en su negocio y que los policías discutieron con ellos. Pero en el parte policial indicaba que habían discutido con familiares de los jóvenes.
Luego de escuchar los dos relatos, la jueza resolvió dar la libertad a los jóvenes y dejar el caso en indagación previa. El expediente será remitido a la Fiscalía de Soluciones Rápidas para que se tome de nuevo la versión del afectado. Los jóvenes agradecieron a la jueza y a su defensor y recuperaron su libertad.