Ciudadanos cubanos en el centro llamado hotel Carrión esperan una solución para su situación migratoria. Foto: Eduardo Terán/EL COMERCIO
Las rejas en sus ventanas y la custodia policial en sus exteriores confunden a quienes escuchan que el nombre de este sitio es Hotel Carrión. La entrada a las visitas es limitada y sus huéspedes no eligen estar allí.
En este caso, son los ciudadanos cubanos que esperan por una respuesta por parte de las autoridades a su condición migratoria.
El conocido como Hotel Carrión se convirtió, desde el 2013, en un albergue o centro de acogida para extranjeros en proceso de deportación. Su administración y funcionamiento se encuentra a cargo del Proyecto de Fortalecimiento Institucional de las Unidades de Control Migratorio del Ministerio del Interior.
Hasta antes de esa fecha, la estructura de tres pisos, ubicada en las calles Ulloa y José Carrión, funcionaba como un hostal residencial para turistas nacionales y extranjeros. En páginas especializadas en turismo como TripAdvisor todavía se puede leer las opiniones de quienes se hospedaron en este lugar, que datan del 2011 y 2012.
En los comentarios resalta su carácter familiar, sus jardines para tomar café, su comida, su terraza y su ubicación, ideal para transportarse a cualquier sitio de la ciudad.
Ahora, el ingreso a estas instalaciones es dispuesto por una autoridad judicial. Según la página del Ministerio del Interior, los ciudadanos extranjeros que ingresan al centro no están en condición de detenidos, sino de albergados y su tiempo de estadía es temporal, dependiendo de los trámites administrativos para la deportación. Mientras tanto, no pueden salir de este sitio. Desde sus ventanas, los cubanos gritan a sus familiares para pedirles que en la hora de visita les lleven Ibuprofeno, ropa o comida.
Para quienes están en su interior actualmente, sus derechos humanos fueron supuestamente irrespetados desde el momento en el que entraron al lugar, por la forma en la que fueron trasladados. Uno de los cubanos que se encuentra en el Hotel Carrión dice que en el lugar se les provee la alimentación, pero las visitas son restringidas.
Uno de ellos trató de que sus familiares fueran a visitarlo a las 10:00 de este lunes 11 de julio como le habían dicho que era permitido. Cuando las personas trataron de ingresar, les dijeron que las visitas se limitan a los jueves. Las habitaciones las comparten entre dos y cuatro personas, cuenta uno de los 24 cubanos que ingresó este lunes al Hotel Carrión.
En el interior, los extranjeros son atendidas por psicólogos, asesores jurídicos y servicio médico permanente, según la entidad del Estado. Todo esto con la finalidad de “garantizar el respeto de los Derechos Humanos de los ciudadanos extranjeros durante un proceso de deportación”.