Redacción Santo Domingo
Al mismo tiempo que el servicio de energía eléctrica se corta en Santo Domingo, el sonido de los generadores invade las calles del casco urbano de esta ciudad. Si bien estos equipos proveen de la electricidad, el ruido molesta a los vecinos de los negocios colindantes.
La empresa Delgado Travel utiliza uno de estos aparatos. El equipo está en la vereda, frente a la puerta principal, en la avenida Quito y Cocanigüas.
La administradora de esta oficina , Maira Loor, cuenta que cada día invierten USD 2 en combustible para el generador. “La máquina se usa para que cinco computadoras funcionen y el servicio al cliente no se detenga”.
Junto a esta compañía se halla una modesta tienda de abarrotes. Su propietario es Juan Morocho, de 73 años. Él cuenta que cuando hay los racionamientos, “todo es una barbaridad, porque el ruido de los generadores molesta y oírlo constantemente es un fastidio”.
Al menos tres generadores de otros negocios funcionan en las inmediaciones de la tienda de abarrotes. “ Cada día tengo que tomarme cuatro analgésicos para soportar el ruido, porque me duele la cabeza”. Además de eso, tiene que estar atento para que los ladrones no entren a robar.
Evitelio Bermeo, un lojano que llegó a Santo Domingo en 1963, tampoco cuenta con un generador. Él tiene una peluquería y cabinas telefónicas.
Bermeo calcula que ha perdido unos USD 1 200 desde que se iniciaron los racionamientos a inicios de noviembre. “Cuando no hay energía, los clientes no entran a la peluquería y sin electricidad mis cabinas no funcionan”.
En el mismo sector está la heladería Oasis. Su propietaria, la ambateña María Villamarín, expresa que no le molestan los racionamientos. “Como el helado está congelado y en los refrigeradores se conservan, hasta que regresa la energía, no me preocupo”.
Por esta misma razón, esta heladería no usa ningún generador. La única afectación es que los clientes no ingresan con normalidad porque piensan que no hay atención al público.
El generador que sí causa ruido y que se escucha a varios metros es el que abastece al edifico de la Mutualista Pichincha.
Según el jefe de mantenimiento, Jeanpierre Vorbek, este equipo abastece a siete pisos y 28 oficinas. Para que el generador funcione se invierten alrededor de USD 100 cada mes en diésel, con lo que opera. “Con esa inversión, los arrendatarios y propietarios no sufren por la falta de luz”, dice.