Marco Arauz
Ortega
Subdirector
marauz@elcomercio.com
En medio del vértigo informativo, pasa casi desapercibido el desmantelamiento del Ministerio del Litoral, creado hace 18 meses como parte del rediseño de una administración pública muy venida a menos, según el diagnóstico de entonces. Hoy la Secretaría Nacional de Planificación, que se hará cargo de sus funciones, pero que desde el inicio del Gobierno se encargó de reordenar el Estado, justifica su desaparición por la nueva estructura estatal que se quiere implantar…
¿Signo de que habrá cambios en otros ámbitos? Pudiera tratarse de una buena noticia para un sistema que creció enormemente en nombre del reordenamiento y se sostiene en nada menos que 7 ministerios coordinadores, 23 ministerios, nueve secretarías técnicas con rango de ministerios, la Secretaría de la Administración y la propia Senplades.
Pero también pudiera ser la constatación de que ese Ministerio se creó para ocupar a Ricardo Patiño tras su salida de Economía. La idea era que desde ahí cumpliera una función política centrada sobre todo en Guayas, pero que después se decantó en el Ministerio Coordinador de la Política. Es un secreto a voces que Patiño no cumplió con el cometido de dar organicidad a País, como es un secreto a voces que tampoco su sucesora, Doris Soliz, logrará hacerlo.
¿Dentro de poco también se cerrará ese Ministerio? ¿Hasta qué punto se cambiará el perfil de la Cancillería para dar cabida a un Ministro “orgánico”, en un momento en el cual hay
cambios sensibles en la geopolítica? ¿Se impondrá la lealtad a la necesidad de una real reestructuración?