Redacciones Cuenca y Guayaquil
Una mañana agitada se vivió ayer en el Centro Histórico de Cuenca. La llegada del presidente Rafael Correa alteró el tránsito en las calles aledañas al parque de San Blas. Allí se levantó una tarima.
Correa llegó pasado el mediodía y fue recibido por unas 3 000 personas que se congregaron en la calle Bolívar y en el parque de San Blas. Él participó en el acto de posesión del prefecto reelecto del Azuay, Paúl Carrasco ,y del alcalde de Cuenca, Paúl Granda.
Al inicio de su discurso, el Mandatario no desaprovechó la oportunidad para calificar a los medios de comunicación de poderes fácticos, sin precisar nombres.
“Nos quieren estigmatizar con esa palabra tan confusa como populistas. Llaman populismo a todo lo que no entienden o no quieren entender”.
Además, aprovechando la asistencia de campesinos azuayos y sobre la tarima, destacó que en provincias como Azuay y Loja, con personas cultas, los populistas jamás ganaron las elecciones. Por eso, dijo, Azuay tiene ministros en el actual Gobierno.
Luego, el Presidente con tono de satisfacción, informó a los asistentes sobre la designación del cuencano Fernando Cordero como presidente de la Asamblea Nacional. Los presentes aplaudieron y Correa dijo que la oposición quiso distorsionar que no tenía los votos para su designación.
Luego de 13 minutos, en donde repitió sus discursos, como “la larga noche neoliberal”, se dirigió al mercado 10 de Agosto para almorzar con sus colaboradores.
Pasadas las 15:00, se desplazó a Guayaquil, para participar en la asunción de Jimmy Jairala (UNO-PSP), como prefecto de Guayas. Posteriormente, el Mandatario fue a Quito, para asistir a la posesión de Augusto Barrera, como alcalde. Un acto especial se preparó para la ocasión. El Burgomaestre de la capital es integrante de Movimiento País y uno de los principales dirigentes.
Más temprano, estuvo en la posesión de Gustavo Baroja, como prefecto de Pichincha. Allí felicitó a la autoridad provincial.