En la Michelena, en el sur de Quito, trabajadores de Emaseo recogen los tereques que los vecinos ya no utilizan. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
En casa es común tener un colchón descontinuado, una televisión que no enciende o algún electrodoméstico que ya no sirve. Deshacerse de estas cosas no es sencillo y los contenedores de basura se convirtieron en la opción a la mano para desaparecerlos, lo cual es una equivocación.
Los desechos voluminosos son un problema para la ciudad cuando no se los deja en lugares adecuados. En el caso de los contenedores, según Mario Balanzategui, coordinador general de Operaciones de Emaseo, los desperdicios que no están separados y no son detectados en la revisión de los recolectores causan daños en los vehículos, tanto en el sistema de amortiguación como en las cajas que reciben basura de gran tamaño.
Geovanny Morales vive en la Michelena, en el sur de Quito. En su terraza adecuó una bodega para guardar muebles viejos y pedazos de madera que ya no servían. Evitó poner este tipo de desechos en el contenedor de su calle porque, después de que algunos de sus vecinos lo hicieron, se averió. “La gente dejaba los escombros de las construcciones y colchones. Nos tuvieron que cambiar de contenedor a los dos meses”, dijo Morales.
En la Michelena, la recolección de los tereques fue especial. Allí se hizo una limpieza simbólica antes del traspaso de los comerciantes a una plaza que tendrá puestos asignados, que será el próximo mes.
Para Verónica Coque, este fue el pretexto para sacar costales con maderas viejas y estructuras de mesas que ya no usaba. Ahora destinará ese espacio para atender su negocio.
Hugo Cabrera, también morador del sector, señaló que el problema para deshacerse de los desechos voluminosos es el desplazamiento a los puntos destinados por el Municipio. Cabrera tenía cosas acopiadas en su casa, y no sabía que se contaba con este servicio, dijo. Por eso aprovechó los camiones de Emaseo para deshacerse de sus muebles viejos.
El domingo, en la Administración Zonal Eloy Alfaro, en el sur de Quito se abrió un nuevo punto quincenal para la recolección de desechos voluminosos. El programa se denomina Recolección de Tereques, y cuenta con otros dos puntos fijos, uno en la Mariana de Jesús y Mariscal Sucre, en el norte, y otro en la avenida Simón Bolívar y Riofrío, en La Forestal.
Según Edwin Bosmediano, administrador zonal de Eloy Alfaro, en esta primera jornada se recopilaron 5 000 kilos de desechos voluminosos. Colchones y muebles viejos fueron lo que más se dejó. En este lugar estará habilitado el espacio cada 15 días, los domingos.
Antes, para la recolección se destinaron puntos en La Ofelia, el Parque Inglés y La Carolina, en el norte, y Sozoranga en el sur. En cada punto se colocaron cajas universales para este fin. Según Emaseo, la gente utilizaba estos espacios para dejar cualquier tipo de basura, con lo que se dificultó el procesamiento de los tereques.
Decidieron cerrar esos puntos y cambiar el acopio a centros con un tratamiento técnico directo. Tanto en las instalaciones de Emaseo como en La Forestal, los técnicos guían a las personas que llegan con sus tereques. La entrega la debe hacer cada ciudadano y el servicio es gratuito.
¿Qué se puede dejar en estos tres puntos? Muebles viejos, electrodomésticos en desuso, llantas viejas, poda de jardín y escombros. La cantidad máxima que se recibe por persona es hasta cinco quintales.
Lo que no se puede dejar son materiales contaminantes: como pilas, filtros, baterías de vehículos, desechos de mecánicas ni desechos orgánicos.
La basura electrónica también se considera como un tereque. Emaseo señaló que para este tipo de desecho, las personas deben separar los componentes de los artefactos.
Según Balanzategui, una vez que se han recopilado estos desechos, el siguiente paso es trasladarlos a la escombrera de El Troje, en el sur de Quito.
Hasta el botadero de El Troje llegan desechos como tierra de jardineras, asfalto, concreto y agregados sueltos de construcción o demolición, capa orgánica, ladrillo, cemento, acero, hierro, mallas, madera y aglomerado.
En este lugar, el proceso consiste en reducir este tipo de materiales a lo mínimo posible, para luego darle una disposición final.
No olvide
El horario de atención en los tres puntos de acopio de los tereques es de 09:00 a 16:00. En la Administración Eloy Alfaro es cada 15 días.
Los técnicos de los centros de acopio reciben los tereques con un máximo de 5 quintales por persona, para darles tratamiento adecuado.
No se puede dejar materiales contaminantes, como aceite usado, filtros o baterías de vehículos, pilas ni desechos orgánicos.