Tres bomberos fallecieron el año anterior durante la temporada de los incendios. Foto: Julio Estrella, Archivo / EL COMERCIO
La pérdida que ocasiona un incendio forestal es incalculable. No se puede contabilizar con exactitud el número de especies perdidas, la contaminación arrojada a la atmósfera ni la cantidad de oxígeno que dejará de generarse debido a los árboles consumidos.
El verano de 2015 fue el segundo más agresivo en los últimos 10 años. De junio a octubre se registraron 3 324 incidentes que afectaron 3 287 ha. Son los incendios forestales los que causaron más daño: 263 quemas afectaron 3 188 ha.
Esas cifras superan con creces a las registradas en 2014. Los incendios aumentaron en un 157% y el área afectada se multiplicó por cuatro.
El sabor amargo que dejó a la capital el fuego de 2015, que implicó incluso la muerte de tres bomberos, hace que al ver brotar humo de un una montaña, el temor vuelva a aparecer.
Con el objetivo de proteger a la población, los ecosistemas y de reducir las pérdidas económicas y ambientales, el Municipio presenta hoy un plan para sensibilizar y capacitar a la ciudadanía en este aspecto.
La clave este año, según Juan Zapata, secretario de Seguridad del Municipio, es poner énfasis en la prevención y coordinación interinstitucional.
El plan contempla realizar charlas informativas a través de las administraciones zonales, con los 450 comités de seguridad y convivencia pacífica. También, se lleva a cabo una campaña puerta a puerta en los sectores de El Auqui, Camal Metropolitano y el Teleférico, con el apoyo de estudiantes de la Universidad Central.
El mayor reto, según Zapata, es evitar pérdidas de vidas, cuidar la naturaleza y evitar los incendios provocados. El año pasado, 20 personas fueron detenidas en flagrancia por ser sospechosas de iniciar incendios y ocho fueron sentenciadas tras haber sido halladas culpables. La sanción establece, según el art. 246 del Código Integral Penal, que la persona que provoque directa o indirectamente incendios será sancionada con pena privativa de libertad de uno a tres años.
Si como consecuencia de ese delito, muere una o más personas, la pena aumentará de 13 a 26 años de prisión.
El año pasado, las zonas más afectadas fueron Puembo, El Quinche, San José de Minas, Lloa, Cruz Loma, Ilaló y Auqui. Según el Cuerpo de Bomberos, las administraciones zonales más afectadas por los incendios fueron el valle de Los Chilllos, Tumbaco, Manuela Sáenz y La Delicia.
Uno de los aspectos más novedosos del plan es la participación de 60 guías forestales que se ubicarán en cinco torres en las zonas más vulnerables. Además, se establecieron 89 rutas de vigilancia por las que el personal motorizado realizará recorridos.
En total, 1 180 miembros de los bomberos, las policías Nacional y Metropolitana, Fuerzas Armadas y Epmmop participarán en este plan.
El presupuesto para este año es de USD 2 millones. Servirá para la adquisición de herramientas y equipos forestales, prendas de protección, mangueras, motos enduro, tanqueros, infraestructura para torres y contratación de personal.
El clima es uno de los factores que favorece a la propagación de incendios. Según el Inamhi, los meses de junio, julio, agosto y septiembre corresponden a la época netamente seca, en la que las lluvias son mínimas.
Para Verónica Arias, secretaria de Ambiente del Municipio, el costo de las pérdidas del año pasado superan los USD 50 millones. Esa valoración se la realiza multiplicando el número de hectáreas afectadas por una valoración forestal dependiendo si la zona afectada fue bosque, pasto, zonas con especies maderables…
“Cada mes, un árbol tiene la capacidad de filtrar carbono equivalente a lo que emiten 100 autos”, dice Arias. Por eso es importante mantener el cinturón verde de la ciudad.
Los árboles ayudan a estabilizar la calidad de aire y la temperatura de las ciudades.
Además, las laderas albergan biodiversidad de flora y fauna muy importantes. El año pasado se perdieron búhos y otras aves, y mamíferos menores como lobos, venados, conejos…
¿Cuánto tiempo tarda en recuperarse la tierra? Depende de los tipo de vegetación. El pasto, por ejemplo, demora un año en volver a crecer, mientras que los bosques secos o húmedos o plantaciones, tardan más de 10 años. Unos 73 000 árboles fueron plantados el año pasado, lo que implica unas 1 200 ha.
En total, con toda la ayuda de administraciones zonales y otras dependencias municipales se plantaron 400 000 árboles. Pero no todas las laderas pudieron ser recuperadas.
El mensaje final: por más inversión, reforestación, jamás se logra recuperar lo que el fuego se llevó. La clave, pues, es la prevención.