Diego Vivero habilitó un espacio en su local de la Amazonas para atender al aire libre. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
La pandemia causada por el covid-19 golpeó con fuerza al turismo. El Municipio de Quito estima pérdidas para este sector en cerca de USD 500 millones desde marzo pasado. Ahora, casi siete meses después, se plantean seis acciones para reanimar a esta actividad.
El Cabildo propone el uso del espacio público para locales de alimentos y bebidas, un 30% de aforo para el turismo de eventos, el cambio del tipo de negocio para los bares, la exoneración del salvoconducto para vehículos de las compañías de renta, la creación de una nueva categoría turística y la reducción del 50% en el pago de la patente municipal.
Las cuatro primeras medidas entraron en vigencia de inmediato, pero para aplicar las dos últimas se necesita una normativa adicional.
Para el sector turístico, la posibilidad de ampliar su negocio a la vereda es una buena alternativa. Diego Vivero es vocero de la Agremiación de Restaurantes de Pichincha y dueño de un negocio de comida.
Durante la emergencia sanitaria cerró uno de sus locales en el Centro Histórico. Y en otro, ubicado en el norte, decidió habilitar la parte exterior para trabajar al aire libre.
Para poder hacerlo, readecuó su local con el fin de aprovechar un espacio frontal que antes no se utilizaba. De a poco, dijo, la gente regresa, aunque todavía sin la costumbre de comer en el espacio público.
La agremiación a la que representa aglutina a 1 500 restaurantes. Señaló que el uso de veredas y terrazas para reducir el riesgo de contagios y aumentar el aforo es positivo, aunque advierte que la iniciativa tardó demasiado.
Vivero dijo que el planteamiento se había hecho con anterioridad, para aprovechar el verano de Quito. Ahora, la preocupación es que se avecina la temporada de lluvias.
Ayer, la iniciativa del uso del espacio público se implementó en la calle Joaquín Pinto, en La Mariscal. Ese sector, declarado zona especial turística, es uno de los más afectados.
Estimaciones de la Secretaría de Desarrollo Productivo del Municipio muestran que, durante la emergencia sanitaria, la pequeña y mediana hotelería de La Mariscal pierde USD 450 000 semanalmente.
Como parte del plan de reactivación económica denominado La Mariscal se toma las calles, un total de 22 negocios aprovecharon la acera para atraer y atender a sus clientes e intentar recuperarse de las pérdidas generadas durante los últimos siete meses.
Locales de la calle Pinto usaron parte del espacio público para ofertar sus platos. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Quienes caminaron por la zona encontraron una diversa oferta gastronómica como salchipapas, hamburguesas, sánduches, embutidos. También hubo espectáculos artísticos.
Ana Bastidas, administradora zonal, indicó que las jornadas de reactivación continuarán y se realizarán por calles.
Este tipo de acciones se realizan de manera itinerante. Se denominan laboratorios urbanos y hasta el momento se han llevado a cabo también en Cumbayá e Iñaquito.
Vladimir Tapia, secretario de Territorio, dijo que con la reducción del 80% en el costo de las regalías por el uso del espacio público se busca incentivar a más negocios a extender la atención al exterior.
Hay dos modelos a los cuales los locales pueden acceder. Uno es la implementación de las terrazas turísticas hacia las aceras. De esta medida se pueden beneficiar locales de toda la urbe, siempre y cuando cuenten con características físicas para hacerlo.
Tapia indicó que todo local que cuente con un espacio mayor al 1,20 metros de extensión en la vereda puede gestionar un permiso. Ese espacio mínimo es requerido para garantizar el tránsito de peatones.
El local del Centro que Vivero cerró, contaba con una terraza turística en el espacio público. Como referencia comentó que mensualmente pagaba una regalía de USD 200. Hoy, con el 80% de descuento la mensualidad sería USD 40.
El segundo modelo es a través de los denominados ParQuitos, es decir, espacios que se ubican en determinados sectores de la Zona Azul.
La Secretaría de Desarrollo Productivo señaló que hay
12 500 establecimientos de alimentos y bebidas que podrían acogerse a este incentivo. De ese total, el 99,2% son micro y pequeñas empresas.
La industria del turismo de convenciones también tiene opción de beneficiarse con las medidas. Según Patricio Velásquez, gerente técnico de Quito Turismo, el poder hacer reuniones con máximo 25 personas era una limitante. Ahora el aforo permitido será del 30%.
De acuerdo con los datos de Quito Turismo, para este año estaban previstos 550 eventos. De estos, el 65% se canceló o se reprogramó para el 2021. Un 25% se hizo hasta marzo pasado y el resto mantiene su fecha teniendo en cuenta que restan tres meses para finalizar el año.
Luis Proaño, representante del Buró de Convenciones de Quito, señaló que la medida es positiva. Sin embargo, las nuevas tecnologías y la asistencia virtual a este tipo de eventos serán un nuevo reto.
Raúl García, presidente de la Cámara de Turismo de Pichincha, consideró que los incentivos son un avance, pero aún son insuficientes. Planteó que también haya una reducción en el pago de las Licencias Únicas de Actividades Económicas (LUAE) y del impuesto del 1,5 por 1 000. “Se trata de salvar la mayor cantidad de empleos o cerrar”, mencionó.
La reducción en la patente es una de las medidas que requieren cambio en la normativa.
La Ley de Ordenamiento de la Finanzas Públicas contempla la posibilidad de esa reducción, sin embargo, Cristina Borja, secretaria de Desarrollo Productivo del Distrito, explicó que como la patente es un impuesto regulado con ordenanza, una reducción es factible solo mediante la creación de una nueva.
La concejala Luz Elena Colma señaló que puertas dentro del Concejo Metropolitano se conoce sobre el anuncio pero todavía no está en la agenda su tratamiento.
La segunda medida que requiere un cambio en la normativa es la aprobación de nuevas categorías. Según Velásquez, su aplicación depende de una modificación en el reglamento que directamente expide el Ministerio de Turismo.
En esa área, según Velásquez, se trabaja con locales de venta de cerveza artesanal. El objetivo es crear una nueva categoría mixta, ya que este tipo de negocio no es un restaurante, pero tampoco un bar.