A diario decenas de personas acuden desde de las 05:30 al Parque Lineal Río Grande, entre la avenida Ajaví y Cardenal de la Torre, en el sur de la ciudad.
El parque, que se extiende hasta la calle Manuel Jurado, antes de la Mariscal Sucre, es el lugar ideal para que niños, jóvenes y adultos realicen ejercicios, hagan deporte o paseen en familia.
Jorge Salas, de 80 años, quien viste pantalón de tela, zapatos deportivos, una chompa gruesa para cubrirse del frío y una gorra a cuadros, se levanta todos los días a las 06:00 para caminar y ejercitarse. Su rutina de actividades físicas, en promedio, dura 90 minutos. Una vez que termina su caminata, Salas se dirige a su lugar favorito para hacer sus ejercicios, que queda cerca del puente que une Santa Anita con Solanda. Allí hay una baranda de la cual él se sostiene para hacer sus estiramientos de cuerpo.
Laura Iturralde (59) prefiere trotar y no caminar. Ella cree que así quemará más calorías. “De lunes a sábado salgo a trotar y los domingos practico ciclismo”. La mujer, quien a las 08:00 ya había dado cuatro vueltas al parque, practica deporte por recomendación médica. “Tengo un problema de salud. Debo hacer dos horas de ejercicio diario”.
Por otro lado, Sultán, un pastor alemán adulto, también se pasea en el parque. Su dueño, Miguel Pozo (62), camina a paso acelerado detrás de su mascota, porque lo sacó sin su collar. “Salgo todos los fines de semana”, dice el hombre, quien no quita la mirada de su mascota.
Según la ordenanza Municipal 048, para la tenencia de animales, pasear un perro sin collar o correa es una infracción leve que es sancionada con una multa del 10 al 21% de una Remuneración Básica Unificada (RBU).
Sin embargo, Pozo desconocía de la orden municipal y además no existía una autoridad que le comentara de su infracción y además le aconsejara sacar a su mascota con un collar, por seguridad.
Por el sendero de pavimento habilitado para los deportistas, caminan César Través (67), con su esposa Teresa Vásquez (55).
En su recorrido los acompaña su nieta, Jared Ramos (5), quien va en su bicicleta. A la familia Través le resulta complicado moverse por el lugar. Ellos deben esquivar las grietas que se han formado en el sendero, el agua estancada en ciertos tramos e incluso los desechos fecales de los animales. “Los dueños de los perros deberían limpiar el popó de sus mascotas”, dice Vásquez.
Los moradores del sector y los deportistas que acuden al parque cuestionan la poca seguridad que hay en el centro recreativo.
“En el barranco se esconden indigentes”, dice Pozo, el dueño del pastor alemán.
Los policías comunitarios que vigilan el sitio reconocen este problema. Rodolfo Enríquez, cabo segundo, indicó que la ciudadanía debe hacer una denuncia formal y se acaba el inconveniente.
El parque, que tiene 20 hectáreas y 1,2 kilómetros de extensión, es un espacio que también es utilizado por comerciantes.
Ese es el caso de Blanca Ávila. Ella comercializa energizantes naturales para que las personas “mejoren su resistencia física”. Según la quiteña, atiende a más o menos 30 clientes diarios. Así lo explica mientras mezcla un polvo en un vaso de agua caliente. En el sitio también se realiza masajes corporales a quienes beben el preparado. Todo el servicio tiene un valor de USD 1,50.
Más adelante está Laura Damián (63), quien, mientras teje, ofrece a los visitantes del parque pan de trigo hecho en su casa. “Este producto es bajo en grasa. Es más saludable”. La funda de ocho panes cuesta USD 1.
Marisol Aldaz, dueña de un castillo inflable, se coloca en una esquina del parque todos los fines de semana y días feriados.
Sus mejores clientes son los niños de 2 a 9 años. Por las características del inflable no pueden jugar niños más grandes o pequeños. Por 0,50, los infantes saltan, sin zapatos, por 15 minutos. Aldaz también ofrece maquillaje infantil en diseños de mariposas u hombres arañas para los peques.
Parques en el sur
Lucha de los Pobres. El Municipio, en el 2011, intervino el sitio y mejoró las áreas recreativas del sector.
Parque Metropolitano. En Chilibulo también existen áreas de recreación para grandes y pequeños. Ahí encontrará varios senderos señalizados que podrá recorrer a pie o en bicicletas.
Las Cuadras. En Quitumbe existe otro sitio de esparcimiento para las familias. Tiene 24 hectáreas de distracción.
La Ferroviaria. En este sector, los vecinos también tiene su parque regenerado por el Municipio de Quito.