‘Desde que empezó el sistema de caja común, ya no hay correteos”. Esa fue la conclusión a la que llegóÓscar Manobando, conductor de la unidad 2072 de la Cooperativa Translatinos. A las 06:48 de ayer, inició su primer recorrido en la línea Unión Popular – Seminario Mayor. En la primera vuelta hizo un tiempo de dos horas y 40 minutos. Manobando conduce un bus de transporte urbano desde hace 5 años.
En la operadora Translatinos rige el sistema de caja común. Eso cambió por completo la rutina de Manobando. Cada vez que un pasajero sube a la unidad, su ayudante Édison Gutiérrez entrega un tique numerado y el vuelto, si es necesario. “La salida, por la puerta de atrás”, dice a los pasajeros, con cortesía.
Desde que arrancó el nuevo sistema, el cobro del pasaje se lo realiza al ingreso y no a la salida como era costumbre. Gutiérrez aseguró que los pasajeros se están acostumbrando progresivamente. Calcula que cerca del 40% de los usuarios ya se sube al carro con el pasaje en la mano.
Clara Sandoval, usuaria, siguió de largo hasta el asiento y luego pagó el pasaje. “Tengo que sentarme para sacar de la cartera”. El ayudante se queda con el talonario y el dinero le entrega al dueño del carro. Cada chofer compra el talonario de 100 tiques en USD 25. Lo que recaudan las 116 unidades van a una sola cuenta y al final de mes es repartido de forma equitativa entre los accionistas, conductores y controladores. Cada unidad moviliza un promedio de 900 pasajeros al día.
Cada vez que llegan a la parada, compran nuevos tiques. En la tercera vuelta, Gutiérrez compró dos más. A las 11:30, el bus 2072 salió del barrio Unión Popular.
Recuerda que antes de aplicar el nuevo sistema, al final del día laborable, los choferes tenían que entregar una base mínima de USD 140. El dinero extra que se ganaba se repartía entre el chofer (60%) y el ayudante (40%). En un buen día se alcanzaba a recaudar hasta USD 220.
La necesidad de obtener más ingresos era lo que motivaba la competencia entre las unidades de la misma cooperativa o de otras, como Juan Pablo II, Transplaneta, etc. “Empezaban los correteos por coger más pasajeros o cuando ya nos atrasábamos con los tiempos. No siempre se medían las consecuencias”.
Según datos de la Policía, en el 2011 hubo 4 976 accidentes en Pichincha. De estos, 344 (6,9%) fueron buses urbanos.
Según Jorge Yánez Romero, gerente de la empresa, el proceso de la caja común se inició en el 2000, con la socialización del proyecto. Un cambio estructural es que las unidades se someten a una tabla de operaciones y control. Es decir, ya no queda a criterio del propietario la hora de inicio y cierre de operaciones. Horarios, turnos y frecuencias son definidos por la empresa.
Para Jorge Yánez Vanegas, presidente de la cooperativa, con esta media se evitará la pelea entre los conductores por conseguir las rutas y horarios de mayor demanda. A través del sistema, cada conductor recibirá un salario de USD 650; el ayudante, 360 y el dueño del vehículo, 1 200. El resto de las ganancias va a un fondo que cubre el mantenimiento, combustible, garaje, repuestos y otros gastos operativos.
Para este directivo, la única forma para que funcione la caja común es que los vehículos sean de propiedad de las operadoras. Actualmente, estas son afiliadoras de personas naturales propietarias de buses. Los dueños actúan como gerente de su unidad y trabaja por conveniencia.
A las 12:05, Manobando circulaba a una velocidad moderada por la av. Napo. Por esa avenida transitan al menos 21 líneas de transporte convencional. Sabe que sin importar la cantidad de pasajeros que movilice a diario, recibirá un sueldo fijo. “Por eso ya no se corretea”. Las carreras de los controladores por timbrar ocho relojes en diferentes tramos de cada vuelta también se terminaron.
A las 12:20, el bus 2072 circulaba lentamente en la calle Ladrón de Guevara. Es uno de los puntos más conflictivos del trayecto. El bus avanzaba con la puerta abierta y algunos pasajeros aprovechaban la lentitud del vehículo para subir o bajar.
Yánez Romero explicó que el 70% de conductores y controladores fue renovado. Sin embargo, el sistema aún se está calibrando. Ayer, en el bus 2022 que operaba en la ruta Argelia Alta – San Pablo, los pasajeros no recibían los tiques. El conductor, quien prefirió no identificarse, indicó que no tenía los documentos porque no tenía la ayuda de un controlador.
Javier Arcentales, jefe de Fiscalización, explicó que en cinco unidades de esta ruta se va renovar el personal y que con el ingreso de más ayudantes se resolverá el problema. Entre las cosas que le preocupan a Manobando es que los horarios de trabajo no han cambiado. Su jornada se inicia, generalmente, a las 05:30 y regresa a casa pasadas las 22:00. “No se pasa mucho tiempo con la familia”.
A las 13:00 llegó a la parada del Seminario Mayor. Fueron 10 minutos más tarde del tiempo programado. “Los atrasos y otras faltas son sancionadas con multas al chofer o al ayudante”.
Punto de vista
Mario Villagómez/ Consultor en transporte
‘Se evita la guerra del centavo’
La caja común es equidad en los recursos, no igualdad, se reconoce los ingresos a los que los trabaja. Eso ayuda a evitar la guerra del centavo. Que esta sea una iniciativa privada es muy plausible, será un ejemplo para el resto de empresas, que haya sido una decisión propia y no impuesta.
Si bien la Ley de Tránsito ya establece la caja común en el sistema de transporte, esto no es aplicable porque las compañías necesitan tecnologías. Solo las empresas de transporte grandes como Translatinos, que tiene experiencia conocimiento y seriedad, logran implementarla.
El Municipio necesita tener más claridad en su planificación, está bastante lejos de la realidad tratando de imponer cosas para las cuales la ciudad no está lista. Deben acercarse más al sector privado, no verles a los transportistas como enemigos. Hay que garantizar la calidad del servicio. Han sacrificado la calidad por la tarifa, porque ocho años no han subido los precios. La norma internacional dice que por cada m² en un transporte público debe haber 5 ó 6 personas y en Quito hay 10 personas por cada m².
Las cinco rutas
La operadora Translatinos cubre cinco rutas: Seminario Mayor – Unión Popular, Argelia Alta – San Pablo, El Troje – La Marín, San Cristóbal – Pueblo Unido y Pueblo Unido – Universidad.
En los próximos tres meses se implementará un sistema automatizado para el pago de los pasajes, que reemplazará a los tiques. La operadora adquirió equipos en el 2005. Se trabaja en la actualización del software.
La próxima semana se espera concretar con una aseguradora privada la cobertura de un seguro privado para los pasajeros. Los choferes y ayudantes serán afiliados al Seguro Social.