Entrevista a Mauricio Rodas Espinel, alcalde de Quito. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.
Luego de cinco años de gestión, ¿qué desafíos quedan pendientes en Quito?
En nuestra Alcaldía hemos cimentado el Quito del futuro, son proyectos que van a cambiar la imagen para siempre. Todo lo que hemos hecho se ha enmarcado en el nuevo modelo Visión 2040, que se construyó en un amplio proceso participativo, con universidades, sociedad civil, colectivos, barrios y expertos de diverso tipo que aportaron con ideas y experiencias para marcar la ruta y lograr los objetivos de desarrollo urbano sostenible.
¿Cuáles por ejemplo?
El Metro se construyó con visión de futuro. La obra avanza de acuerdo con el cronograma y está previsto que culmine a finales de año. Luego se plantea una serie de desafíos, entre ellos, cómo lograr que el sistema integrado de transporte público, del cual el Metro es su columna vertebral, funcione de manera adecuada. Lo mismo ocurre con el rediseño de rutas del transporte convencional que nuestra administración realizó.
¿Qué implica?
El rediseño busca que los buses accedan a lugares donde antes no llegaban y que alimenten adecuadamente al Metro. Otro reto es cómo aprovechar el potencial que representan los nuevos polos de desarrollo económico que se generarán alrededor de las 15 estaciones del Metro.
¿Cómo se concretará?
Recién aprobamos una ordenanza que establece estímulos para la densificación y el crecimiento en altura de las edificaciones que están alrededor de las estaciones del Metro. Lo que se busca es densificar estas zonas, crear centralidades en estos polos de transporte público, donde los ciudadanos vivan, trabajen, se eduquen, se diviertan en espacios públicos, que tengan opciones educativas y comerciales. Que los ciudadanos dejen los vehículos y se movilicen en transporte público de calidad. Sin duda, el Metro es una herramienta, un modelo de planificación urbana.
¿A más del Metro hay otra obra emblemática?
Sí, un proyecto con visión de futuro es la Zona Especial de Desarrollo Económico (Zede), que se convertirá en el polo de desarrollo productivo y generación de empleo más importante del Distrito durante las próximas décadas. Es una zona franca alrededor del aeropuerto de Tababela de 209 hectáreas. Será un centro de desarrollo logístico, agroexportador y de innovación. Con aporte técnico del Pnud se prepararon los pliegos para establecer una alianza público-privada que permita atraer USD 400 millones en inversión privada. Está avanzado el camino y deberá decidirlo y ejecutarlo la próxima administración municipal.
¿Cómo operará la Zede?
Es una zona franca con un tratamiento tributario especial que permitirá montar una infraestructura para aprovechar el carácter agroexportador del aeropuerto. Hoy ocurre que tenemos aviones que despegan llenos de flores pero aterrizan vacíos. Eso representa un costo de productividad. El Centro de Convenciones Bicentenario que construimos es otro proyecto que posiciona a Quito como destino de grandes eventos internacionales. Ese segmento genera 4 y 5 veces más ingresos que el turismo de vacaciones y detonará el desarrollo del norte de la ciudad junto a obras como el Parque Bicentenario. También edificamos obras como la extensión de la av. Simón Bolívar, los intercambiadores de Carapungo y Granados, el proyecto de agua Chalpi Grande-Papallacta, que garantizará el líquido vital hasta el 2040. Modernizamos el sistema de transporte municipal, adquirimos 80 buses biarticulados, pavimentamos vías importantes.
¿Hay inquietud porque en el sur no existió obra?
Hemos invertido mucho en infraestructura en el sur, en espacios públicos está el parque lineal de Chillogallo, el parque Nueva Aurora, el nuevo parque Carollo. Gracias al Metro, Quitumbe se convertirá en una centralidad importante en términos de desarrollo económico y empleo para el sur. Ahí se ubican las cocheras, los talleres y el centro de operaciones del Metro, que representa el complejo industrial más grande de la ciudad.
¿Persisten los problemas de recolección de basura?
Nunca negamos el problema. No fue fácil, Emaseo tiene sindicatos que han impedido cambios en el modelo de gestión y que contaron con el apoyo de concejales que se dedicaron a bloquear. La solución fue comprar 54 vehículos mediante el mecanismo de garantía de operatividad, por el cual la empresa que provee los carros se encarga del mantenimiento y, en el caso de que uno no pueda operar, se reemplaza la unidad, de tal manera que se garantiza el servicio.
¿Qué destaca de su gestión en estos cinco años?
Hay un elemento que creo que es distintivo de nuestra alcaldía, todas estas decisiones las tomé sin pensar en cálculos políticos electorales porque yo siempre supe que no iba a correr por la reelección, porque no creo en ella. Sabía perfectamente que yo no iba a inaugurar el Metro, que lo que esta obra iba a generar en mi alcaldía era costo político, pero lo hice por responsabilidad con la ciudad y su futuro.
¿Cuál cree que fue su principal error?
Como ser humano habré cometido muchos errores y sin duda algunos de ellos eran más fáciles de corregir que otros. Pero yo identifico un error importante y lo asumo, no logramos comunicar de manera efectiva el impacto negativo que generó en nuestra gestión el bloqueo que sufrimos por parte del correísmo y el Concejo metropolitano.
¿Cuál será su futuro?
Voy a dedicarle tiempo a mi familia, retomaré mi actividad profesional. Como presidente de Suma quiero consolidar la estructura del movimiento. No estoy pensando en candidaturas para el 2021.
Hoja de vida.
Nació en Quito en 1975. Es doctor en Jurisprudencia por la PUCE. Tiene dos maestrías en Administración de Gobierno y en Ciencias Políticas en la Universidad de Pensilvania. Ha trabajado como consultor en la Cepal (Chile) y desarrolló asesorías en el gobierno Federal de México. Alcalde de Quito desde 2014.
Su punto de vista.
“Hemos cimentado el Quito del futuro con obras, con proyectos que la van a transformar para siempre y esa es la satisfacción inmensa que me llevo”.